Jornada de fiesta la vivida ayer en el parque de San Telmo. Bueno, parque de San Telmo y aledaños, incluida la calle de Triana, porque la XXIX Feria el Libro de Las Palmas de Gran Canaria se extendió ayer a buena parte del barrio histórico para celebrar su despedida. Una jornada, pues, de saber agridulce. Fiesta y despedida, en una nueva cita que no defraudó a nadie y que volvió a generar gran expectación, sobre todo en torno a las presentaciones de Laura Retrepo, Pilar Eyre, Nicolás Castellano y Víctor Ramírez.
Restrepo comenzó su disertación, a eso del mediodía, explicando las dificultades que tuvo para escribir Pecado: «Me costó especialmente hablar del incesto, porque parece que es uno de los pecados más difíciles de asumir, del que menos se habla y que más tabúes tiene». La autora insistió en que ella no juzga a nadie en su obra, solo recoge los testimonios de personas que ha novelado, testimonios como el del adulterio que le contó un señor en un aeropuerto: «En ese tiempo de espera para coger tu vuelo, un desconocido se puso a hablarme y me contó su historia. Tuve que hacer un esfuerzo de memoria, pues no sabía con quién hablaba y no era cuestión de ponerme a tomar notas. Tal vez ahora se entere», comentó entre risas.
Durante la hora de diálogo que protagonizó, en compañía de la periodista Carmen Delia Aranda, volvió a insistir sobre el incesto, un caso real, la historia de una chica que contactó con ella por Skype y le contó la relación que mantuvo con su propio padre: «Entablamos enseguida mucha confianza, esa que se genera entre mujeres y me contó todo de una forma muy natural. Repito que yo no juzgo a nadie, es el lector o la lectora quien debe hacerlo. Son historias muy duras, personas que, como cualquiera, se ven abocadas a eso». La escritora colombiana, que mantuvo la atención de los participantes, les dijo que a su edad se plantea escribir lo que le da la gana y si las editoriales no querían publicarla, tampoco le importaba y aseveró que «el pecado y la lujuria tienen algo de tierno, todo pecado tiene su culpa, pero también su gota de alivio».
Por su parte, la escritora y periodista Pilar Eyre, que presentaba Un amor de oriente, libro en el que desvela aspectos insólitos y escandalosos de la vida de Isabel Preysler y Julio Iglesias, explicó que cuando entregó la novela a la editorial esta le dijo que no podía publicarla con los nombres verdaderos, que si cambiaba los nombres y las letras de las canciones que nombraba lo haría: «Tuve que revisar todo, cambiar los nombres y hasta convertirme en letrista, porque cambié las letras de las canciones, pero no me costó nada». Llamó a su protagonista Muriel, para evitar conflictos legales o demandas por parte de la protagonista real. «Pero la segunda parte fue cuando intervine en el programa de televisión de Susanna Griso en Antena 3, porque mi abogada me advirtió que jamás diera los nombres de Julio e Isabel, y no se me ocurre otra cosa que decirle que los protagonistas eran ellos. Entonces empezaron a bajar todos los abogados de la casa, la cadena y Planeta pertenecen al mismo grupo, y yo los veía a todos a través del cristal muy nerviosos. Nunca me han demandado, saben que lo que cuento es el noventa y nueve por ciento de verdad. Claro que se han molestado mucho, pero no me han puesto ninguna demanda», informó la escritora.
A media tarde, Nicolás Castellano presentaba su historia, basada en un caso real, Me llamo Adou. Con una carpa llena de gente, entre ellos muchos compañeros de prensa, el periodista mantuvo un diálogo abierto con Lourdes Santana sobre el tema de la inmigración y la Ley de Extranjería. Castellano afirmó que mucha gente piensa que se trata de una novela y debe insistir que es un hecho real, un hecho que dio la vuelta al mundo en toda la prensa local y que un mes más tarde nadie recordaba «esa piedad líquida, y esto es una autocrítica, porque la sociedad y los medios nos olvidamos enseguida. Este libro parte pues de un acto de rebeldía contra los propios medios de comunicación y el modelo actual de producción de noticias y que aprendamos a ponernos en la piel del otro. Es preciso que estos hechos tan importantes sean motivo de debate público y político».
El escritor argentino Federico Vivanco presentó, acompañado por Estefanía Calcines de Casa África, su libro Ellas (también) cuentan. Antología de escritoras africanas, levantando también bastante expectación entre el público. Vivanco advirtió de que él es traductor de lengua inglesa, y por tanto las autoras escogidas han sido anglófonas: «La falta de recursos hace que estas mujeres no sean traducidas ni escuchadas, mujeres que no son tenidas en cuenta en culturas en las que la mujer aún sigue viviendo una situación muy diferenciada, no sólo en la literatura, sino en todos los aspectos de sus vidas». Afirmó que «muchas de estas autoras han tenido que huir de sus países de origen, son voces que han sido acalladas, por esos estereotipos y miedo a los desconocido, la mayoría tiene muchas dificultades para editar sus textos, de ahí este trabajo».
Presentaron también sus libros en esta última jornada Roberto A. Cabrera (Interregno); Maite Asensio Elvira y Fernando Tuya Cortés (Vida submarina. Playa de Las Canteras); Rafael Álvarez Gil, acompañado por Francisco Suárez Álamo (La social democracia en transición); Javier Santaolalla (Inteligencia física y El bosón de Higgs no te va a hacer la cama); Mireia Tramunt, acompañada de María Jesús Alvarado (Letime); Agustín Millares Cantero (coautor con Maximiliano Paiser Medina de Doctor Monasterio [1909-1936]); Pierre Assouline, junto a Javier Doreste (Hergé: The man who created Tintin); y Melani Garzón Sousa (Ihomu. El proyecto Von Hohenheim).
A últimas horas de la tarde, José Miguel Junco presentaba su décimo poemario, La mujer de lava: «En un intento más de expresar esas inquietudes internas, en mi caso, a través de la poesía y que otras personas consiguen desde otras actividades culturales como es el caso de la pintura”, expresó el autor en su conversación con la también poeta Evelyn de Lezcano en la Carpa Macondo.
El punto final a la jornada y a la presente edición de la feria lo puso Víctor Ramírez, que junto a Rafael Franquelo, llenó la Carpa Macondo en la presentación de Cuba desde mí, un libro que en palabras de Franquelo: «Merece convertirse en éxito editorial, como ha ocurrido con otros libros suyos a lo largo de nuestra densa trayectoria. Pero lo más importante es que acercará a muchos a la faceta ensayística de nuestro autor, a la vez que descubre aspectos de la cultura cubana desconocidos en otros».
Paralelamente al cierre definitivo de actos y casetas en San Telmo, concluía también las actividades paralelas: el ciclo Cine y Literatura en el museo Elder o los espacios dedicados a los más pequeños, talleres, juegos, cuentacuentos…
Un 20% más de ventas
En lo que a cifras se refiere, la organización asegura que este año se ha batido el récord de ventas, con un 20% más respecto a 2016, que ya había superado a las anteriores, y de afluencia, con más de 60.000 visitantes.
Patria, de Fernando Aramburu fue el libro más vendido del encuentro, mientras que el título de autor canario más reclamado fue la novela gráfica Lamia, de Rayco Pulido. Leonardo da Vinci –cara a cara-, de Christian Gálvez, fue la obra de no ficción más demandada, en tanto que el libro infantil que más ventas registró fue Los Invencibles en la Operación Palomo, de Daniel Martín Castellano.
Será pues hasta el año que viene. Una treintena de empresas, la Asociación de Libreros de la provincia de Las Palmas, JAB Iniciativas, Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo de Gran Canaria, Gobierno autónomo y Universidad de Las Palmas de Gran Canaria han hecho posible, junto a las librerías participantes, los más de cien autores, y sobre todo los miles de lectores y lectoras que acudieron a la cita, esta nueva edición de la Feria del Libro de la capital grancanaria.
Reportaje fotográfico: DRAGARIA