Puentepalo
Juan Carlos de Sancho, en el centro, junto a María Jesús Alvarado y Juan Ramón Tramunt, de Puentepalo (Foto: DRAGARIA).

Esta es la historia de seis pioneros narrada a través de los ojos, el corazón y la memoria de tres de ellos. Pero en realidad es la historia de un milagro y del esfuerzo y entrega de cientos de seres, muchos anónimos, y otros no tanto, que hicieron posible la eclosión y desarrollo de un proyecto cultural que de antemano bien podría haberse antojado imposible. Es la historia de una revista literaria que floreció en el páramo de la realidad cultural canaria de finales de los setenta. Es la historia de Juan Ramón Tramunt (JR), María Jesús Alvarado (Susi) y Juan Carlos de Sancho (JC), pero también de Toni Dumpiérrez (T), de Yolanda de Sancho (Y) y de Rafael Delisau (R), de Javier de Sancho, de doña Acacia, de un librero de nombre traspapelado, de varias imprentas, de decenas de escritores noveles, de otros muchos consagrados, de viajes, máquinas de escribir, de descubrimientos, recitales, encuentros y desencuentros, pasión, arte, trabajo… Es la historia de un compromiso, de un sueño, de un revulsivo, de un legado. Es la historia de Puentepalo, la revista de cultura y arte en torno a la cual se vertebró el despertar de las letras isleñas en la penúltima década del pasado milenio. También de la editorial que surgiría veinte años después.

Acto I. El tránsito

(diálogo)

Estamos sentados en una de las terrazas de la plaza de Cairasco, en Las Palmas de Gran Canaria. Se ha disipado la intensa calima de los días precedentes, pero ahora el viento domina la tarde con inusitada violencia. Las ramas se mecen, los toldos vibran al compás de las gélidas ráfagas de aire y alguien comenta que no debió haberse dejado el abrigo en casa. Susi y JR toman posiciones a derecha e izquierda de quien les escribe. JC se hace de rogar. Mientras esperamos, me van contando.

«Estudiábamos Magisterio —arranca JR—, T y yo. Ambos escribíamos y con frecuencia hablábamos de lo difícil que era publicar. Entonces nos dijimos, ¿por qué no sacamos algo? Ahí surgió la idea. Mi hermana trabajaba en una empresa de fotocopiadoras y podría hacernos un precio especial. Entonces T introdujo a JC, que ya ejercía de maestro en la Escuela Aneja de Magisterio. Celebrábamos las reuniones en la cafetería de Magisterio. Poco después se nos unen Y, hermana de JC, y R, que estudiaba Ingeniería».

Puentepalo
Los fundadores de la revista, en plena faena allá por 1979 (Foto: Puentepalo).

JC aparece en ese mismo instante. Pide disculpas por el leve retraso y se sitúa frente a mí, al otro lado de la mesa. Me cuentan que el nombre surge de una tormenta de ideas. Se barajaron cosas como Safo o NubloTeide, pero a Juan Carlos se le ocurrió Puentepalo, tomando el nombre de la célebre pasarela ya desaparecida sobre el Guiniguada. «Un puente por donde pudiera pasar la gente, sobre todo la gente joven, los jóvenes creadores, aquellos que tenían más dificultades para publicar», informa el recién llegado.

La primera portada fue obra de Javier de Sancho, pintor, ilustrador y hermano de Y y JC. Una mano abierta con un corazón en la palma. Toda una declaración de intenciones. Prosigue JR: «La íbamos a lanzar en fotocopias. Queríamos captar publicidad de librerías, pero nadie nos daba nada. Entonces acudimos a la librería La Educación, cerca de los institutos de Tomás Morales. Le dije al propietario, de cuyo nombre ahora mismo no me acuerdo: «Tenemos unos espacios…». Y él me respondió de inmediato: «Te los compro todos y te la saco a imprenta».

«En aquella época aquí solo se hablaba de vela latina y fútbol. Incluso hoy la gente no sabe quién es Arozarena»

Les he comentado que estamos en el Acto I. En este primer acto quiero que nos centremos en los hitos cronológicos del proyecto, pero JC está especialmente interesado en dejar constancia cuanto antes del espíritu que les movía: «En aquella época aquí solo se hablaba de vela latina y fútbol. Incluso hoy día la gente no sabe quién es Arozarena. Nuestra virtud fue crear un ambiente cultural a partir de la revista. Queríamos romper la idea de que Canarias era sólo turismo, también es cultura».

JR cierra el paréntesis: «Fuimos a Tenerife. Y allí conocimos a gente como Álvaro Perdigón, Ernesto Delgado Baudet, a los hermanos Croissier… Era un grupo muy parecido al nuestro y nos dijeron que estaban organizando un homenaje a Pedro García Cabrera. Fuimos al homenaje y, al concluir el acto, el poeta nos invitó a merendar en su casa. Acudimos y nos recitó varios poemas. El primer número se imprimió en Tenerife, con la editorial Benchomo. Nos mandaron mil ejemplares. Para el segundo número ya no tuvimos la financiación de la librería La Educación, que había cerrado. Se imprimió en la imprenta Pérez Galdós». Para ese número ya se había incorporado Susi, por entonces también estudiante de Magisterio.

El equipo de 'Puentepalo', al completo
El equipo de ‘Puentepalo’, al completo (Foto: Puentepalo).

Animados por la acogida, y ante la falta de financiación, deciden sostener una caja común y alquilar un local donde, además de confeccionar la revista, organizan actos y recitales. «Estábamos sorprendidos por el recibimiento y la difusión —confiesa JR—. Figúrate, aprovechamos una visita de Amadou Ndoye para presentarle la revista y nos dice “Pero si yo  tengo todos los números».

Tras cuatro entregas y una notable repercusión en el ámbito cultural de las Islas, la revista acabó diluyéndose como se diluyen los amores de verano. «Terminamos Magisterio y nos dispersamos», dice JR, sin poder evitar un rapto de melancolía.

«¿Puentepalo? Ah, sí, esa revista de deportes»

«Es importante reflejar que éramos un puente entre culturas. Nuestro primer lema fue unidos en la diversidad», insiste JC.

Veinte años después, durante un verano en El Hierro en el que coinciden Susi, JR y JC, surge la idea de reflotar la revista, pero pronto lo descartan por la ausencia de apoyo institucional. «Fui al Gobierno de Canarias y un consejero de Cultura al que no voy a nombrar me dijo: «¿Puentepalo? Ah, sí, esa revista de deportes sobre el palo canario».

Entonces surgió la idea de poner en marcha una editorial. «Pensamos que cada uno de nosotros tenía material para publicar y por qué no publicarlo nosotros mismos —recuerda JR—. Así surgió la primera publicación, un poemario, con financiación propia».

La editorial comenzó con tres colecciones: Palastro (poesía), coordinada por Susi; Oceánida (narrativa breve), coordinada por JR y Rinoceronte de Durero (ensayo), coordinada por JC. Rinoceronte de Durero y JC acabaron escindiéndose en 2002, para iniciar su aventura editorial en solitario.

«Lo hicimos, ante la absoluta indiferencia de las instituciones públicas y privadas»

«Alguien me dijo una vez que toda idea es romántica, pero todo proyecto es matemáticas —explica JC—. Al final, mantener una editorial es muy duro: maquetación, distribución, administración, librerías, almacén, cargar libros… Todo eso produce tensiones. Pero lo hicimos, ante la absoluta indiferencia de las instituciones públicas y privadas».

«Hoy no hay gente que, como JC, tenga un trabajo estable, una vida hecha, y pida excedencia para irse a Madrid a intentar vivir de la literatura. Ése es el tipo de gente que mantiene el pálpito de un proyecto como éste», aplaude JR. «Nos considerábamos trabajadores de la cultura », remata JC.

Hace cinco años que la editorial no publica nada, mas no está muerta. Pregunto si es una editorial durmiente. «Sí». «¡No!». Sonrisas. «Queremos volver a ponerla en marcha con nuevo diseño e imagen», deja caer Susi a modo de primicia, como invitándome a pensar desde ya en un tercer acto. «Seguimos pensando que es imposible que una sociedad se sustente sin libertad de expresión. Puentepalo tuvo un compromiso ético con su época. Creemos en la gente». Esto último no recuerdo quién lo dijo, pero a quién le importa: al socaire de la última ráfaga de viento, las tres voces sonaban como una sola voz.

 

Línea de tiempo del proyecto ‘Puentepalo’:

1979 – Nace la idea de revista

Junio de 1980 – Número 1

Enero de 1981 – Número 2

Enero de 1982 – Último número 3/4

2001 – Nace la editorial

2001 – Primera publicación: Libro en blanco (Juan Ramón Tramunt)

2002 – Escisión de la Colección Elefante de Durero

2012 – Últimas publicaciones hasta la fecha: ‘Sorimba’ (María Jesús Alvarado) y ‘Destellos en el vacío / Lampejos no vazío» (Teca Barreiro)

2017 – «Sí». «¡No!». Sonrisas. Y lo que está por llegar.

 

Acto 2. El espíritu

(confesiones)

«Cuanta más cultura, más democracia»

Juan Carlos de Sancho

JC: Puentepalo sigue siendo parte de mi historia personal, literaria, con ella me fui formando, fui viendo tendencias literarias, se despertó mi sentido crítico, conocí a mucha gente, aprendí la dificultad de la edición, la literatura se convirtió en algo más real, y así se nos fue quitando el miedo a movernos en ese mundo. También descubrí que había élites culturales. Pero en Puentepalo escogimos el camino de promocionar a los demás, fue un trabajo muy solidario, de compromiso con la cultura, que también es, de alguna manera, una forma de vivir la política, porque cuanta más cultura, más democracia.

«Alegría por la poesía, por la literatura, por el arte»

Susi Alvarado

SUSI: En el 80, que es cuando los conocí a ellos, tanto a JR, como a JC, yo también publicaba. De hecho mi acercamiento inicial fue para publicar unos poemas, que luego nunca llegaron a salir, pero me impliqué directamente en el trabajo de la revista. Para mí Puentepalo fue cultura, solidaridad, arte, colaboración, algo en lo que yo me sentía muy cómoda. Desde el primer momento, me uní al equipo y es algo que siempre se ha mantenido y me ha mantenido ligada a la literatura, la creatividad y al arte casi como un cordón umbilical. Me alegro de haberlo retomado y de seguir manteniendo hoy ese nombre y ese espíritu de alegría por la poesía, por la literatura, por el arte. Creo que eso es la base de Puentepalo.

«Discutíamos y hablábamos, no parábamos de mecanografiar»

Juan Ramón Tramunt

JR: Yo quiero establecer dos momentos, aunque están unidos por el mismo espíritu: Puentepalo revista, que fue la confluencia de unas personas, de una mentalidad, de un empuje juvenil tremendo y que a mí particularmente me marcó mucho y me permitió conocer gente. Porque, aparte de los protagonistas que estamos en primera línea, hay otras personas detrás que habría que nombrar. Y una es doña Acacia Ravelo, la madre de JC, porque en las reuniones en su casa en el 79, ella sencillamente se escondía en la cocina y de vez en cuando nos sacaba una bandeja con bocadillos y botellines mientras nosotros discutíamos y hablábamos, no parábamos de mecanografiar. Hay gente entre bastidores. El hecho mismo de decir un día que nos íbamos a reunir en el kiosco del parque de San Telmo y aparecer gente que no conocíamos… «Yo es que vengo de Ingenio porque he oído que ustedes…». Y se sentaba allí con nosotros y traía unos cuantos folios mecanografiados. Ese tipo de gente, ese tipo de espíritu me dejó muy marcado. Ya, veinte años más tarde, en la madurez, quizás de vuelta de algunas cosas, Puentepalo editorial. De repente nos volvimos a reunir, volvió a brotar aquel espíritu y, curiosamente, volvió a tener la misma respuesta, quizás no tan apasionada o quizás uno lo ve de otra manera, la misma respuesta que la revista veinte años atrás. De repente, la gente dice, «coño, Puentepalo editorial».

«En Canarias existe una literatura potente de alto valor internacional»

Juan Carlos de Sancho

JC: Dirigir una revista junto a un equipo de personas y recibir mucho material te da la opción de ver, desde un prisma cercano y objetivo, cómo anda la cosa. En un principio nos mandaban niveles de calidad muy diferentes, cosas que eran pobres, incluso tener que llegar a decirle a un chaval: “Oye, empieza con fotocopias como empecé yo”. Después de cuarenta años, me alegro mucho del nivel que la literatura tiene en Canarias. Yo, que he tenido la oportunidad de hacer varias antologías, tanto en Argentina, como en México, me he dado cuenta de que en el exterior nos valoran muchísimo hasta el punto de decirme que la poesía que se hace en Canarias es una de las mejores de España y que no entienden cómo no se había incluido nunca en las antologías españolas. Ahora, con el paso del tiempo, ves a Alexis Ravelo, Santiago Gil, Alicia Llarena… todo este tipo de gente que también ha publicado incluso en editoriales de fuera, y te das cuenta de que, de alguna manera, nosotros fuimos puente, no protagonistas sino puente. Ahí publicó Antonio Puente, Fernando Senante, Sergio Domínguez Jaén, Aventino Sarmiento, Ángel Sánchez… En Canarias existe una literatura potente y que para mí tiene un valor internacional de alto nivel.

«Hubo gente que nos cuestionó e incluso se enemistó con nosotros»

Juan Ramón Tramunt

JR: Era un movimiento apasionado, pero evidentemente no cabía todo el mundo, y entonces te encuentras con el rechazo frontal. «Ah, ustedes son como los demás, ustedes también seleccionan, ustedes también son elitistas». Estamos hablando de una revista de literatura y arte. Con todo lo ambiguo que puedan ser estos dos términos, hay cierta calidad, cierta categoría, cierto trabajo que rezuma de lo que tú envías. Nos encontramos con gente que nos cuestionó e incluso se enemistó con nosotros. Toda la buena fe que uno le pone, todo el apasionamiento que uno le pone… Caes en el ingenuidad de pensar que todo el mundo lo va a recibir bien… pues no. Hay un sector muy amplio que te va a decir que no eres tan benefactor como en principio dices que eres o que en realidad es una revista más, un medio más para que la élite se pronuncie. Es el punto amargo que tiene este tipo de cosas.

«Ese espíritu de abrir un cauce nuevo es lo que se ha mantenido»

Susi Alvarado

SUSI: Siguiendo la metáfora del puente que tendimos, en todos estos años, casi cuarenta, Canarias ha evolucionado, han pasado muchas cosas, la literatura canaria por suerte ha seguido caminando y además muy bien, y quizás el mérito de Puentepalo es que, sin ser gran cosa en el sentido de que sólo fueron cuatro números en dos años, y luego la editorial, creo que supimos tender ese puente a modo de una puerta hacia un tránsito mucho más fluido de la literatura. Y eso es lo que se ha mantenido en el tiempo y es lo que hace que todavía se nos recuerde y se nos valore. En estos años ha habido gente que ha circulado por el puente en un sentido, en otro, caído y vuelto, que nos ha adelantado muchísimo, gente que no ha llegado al otro lado y gente que sencillamente se ha quedado abajo, como muchas de las instituciones se han quedado en la orilla porque apenas han cambiado.

«No era solo el papel, sino todo lo que hacíamos alrededor de la revista»

Juan Carlos de Sancho

JC: No nos quedamos sentados en nuestros sillones de directores, sino que cogíamos barcos y nos íbamos a Tenerife, a los pueblos a presentarla, a programas de radio, de televisión… Puentepalo se encargó de poner de moda la literatura. La revista no era solo el papel, sino todo lo que hacíamos alrededor de la revista. En estos últimos cuarenta años se ha diversificado el producto literario en Canarias. Eso es muy bueno porque antes se reconocía a las Islas como tierra de poetas, ahora se hace novela histórica, novela gótica, novela negra, cuentos… la narrativa se ha ampliado y en ese sentido creo que nosotros fuimos parte de esa dinamización. Yo recuerdo la presentación del Número 2. La hicimos detrás de la Catedral, montamos una escenografía impresionante, vinieron Agustín Millares Sall, Gelu Barbu con papagüevos y se vendieron casi doscientos ejemplares. Queríamos demostrar que la cultura forma parte también de la democracia, de la libertad de conciencia, le dio un perfume a la cultura canaria importante. Ahora soy más consciente de eso que entonces. Entonces éramos muy jóvenes.

«Surgimos como un elemento más, ayudando»

Susi Alvarado

SUSI: Más que un intento consciente de ser dinamizadores de nada, lo que quizás sí fue una pequeña contribución en una coyuntura social y política muy concreta, en un momento de apertura, de despertar de muchas libertades, y dentro de esas libertades estaba la libertad poética, literaria, artística, los actores… Creo que fue una época en la que todas las artes empezaron a sentirse fuera del cinturón de la dictadura y, de pronto, sin tanta coacción para crear, la libertad fue mucho mayor. Y en ese punto surgimos nosotros como un elemento más, ayudando.

«Lo que quizá sí hicimos fue demostrarle a la gente que querer es poder»

Juan Ramón Tramunt

JR: Decir ahora que nosotros fuimos responsables de este surgimiento literario que ha habido en estos últimos años en Canarias es mucho pretender. Lo que quizá sí hicimos fue demostrarle a la gente que el viejo proverbio de querer es poder es verdad: si quieres publicar, te juntas con la gente adecuada y tienes ese empuje, pues no solo puedes publicar tu obra, sino que puedes sacar una revista para que otros publiquen, o puedes montar una editorial para que otros publiquen. Y no es tan complicado. A veces, hablas con gente a la que le da miedo decir que es escritor. En vez de todo eso, hay que tener ganas de decir «escribo, creo que lo que escribo merece la pena y quiero enseñarlo. Ya habrá quien me diga si vale o no vale». Hoy, gracias a Facebook y otros mecanismos, es más fácil, pero en aquella época lo que existía era una serie de revistas que estaban muy copadas por algunas personas de talento indiscutible, pero a la vez muy propietaria de lo suyo, y ahí en medio surgimos nosotros como diciendo, oye que aquí también se puede.

«Hicimos accesible la literatura a grandes capas de la población»

Juan Carlos de Sancho

JC: En la portada del Número 1, mi hermano Javier puso una mano abierta como un símbolo de que nos entregaran los trabajos. En eso nos diferenciamos de las revistas elitistas. Cuando digo elitistas no es en sentido peyorativo. Pero creo que esa fue nuestra diferencia, éramos una mano abierta a la colaboración. No era yo te publico a ti, tú me publicas a mí, lo típico de Facebook, tú me haces una crítica a mí, yo te la hago a ti y siempre con los mismos. Nosotros hacíamos una apuesta por los jóvenes creadores, gente que no conocíamos, que nos enviaba su material. Últimamente ya sabemos cómo está la industria literaria: los premios están dados de antemano, unos se ayudan a otros y siempre son los mismos. En el Número 2 hay unas viñetas de Juan de la Cruz, de Profetas de Mueble Bar, que representan un acto de amor, luego la mujer embarazada y finalmente dando a luz Puentepalo. Yo creo que aquí se describe perfectamente lo que significó Puentepalo: un acto de amor, pero no un amor romántico, ¡matemáticas! Fue un polvazo literario. Hicimos accesible la literatura a grandes capas de la población.

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