Poeta, escritora, esta mujer posee una fuerza arrolladora que demuestra en cada gesto, en cada sílaba que escribe y palabra que pronuncia. Académica, filóloga, Premio Canarias de Literatura, tan accesible que se muestra siempre solidaria de aquellas causas que considera justas y siempre dispuesta ayudar en pos de la cultura. Prolífica, ha compaginado la docencia con la creatividad preocupándose por que la cultura insular sea una realidad que nos competa a todos, desde lo público a lo privado, con el compromiso personal de cada cual. DRAGARIA ha hablado con ella de literatura, de la eclosión de escritores y escritoras que vivimos en las Islas y de la situación de la mujer como autora.
⇒ ¿Cuál es el estado de salud de la literatura canaria actual? De la cultura en general en las Islas. Creo que en varias ocasiones has dicho que se lee poco, que la gente joven lee muy poco.
Desde un tiempo a esta parte, se está escribiendo mucho —muchísimo se podría decir—. Claro que una cosa es la cantidad y otra la calidad con la que se escribe. Está claro que todo el mundo tiene derecho a escribir y a publicar lo que quiera, pero el problema está en que, al no haber crítica (o al no aceptarse) y mucho menos autocrítica, se publica mucho material de derribo. En cuanto a la lectura, quizá debería rectificar, en el sentido de que, efectivamente, hoy se lee mucho, pero en el WhatsApp, con todo lo que eso significa. Y claro, a tales lecturas, tales escrituras.
«Al Gobierno parece que nunca le ha interesado la cultura; es más, no les interesa un pueblo culto»
⇒ ¿Crees que el Gobierno da la importancia a la cultura y las letras que realmente merece o que deberíamos seguir la estela fetasiana de rebelarnos contra la literatura oficialista?
Los fetasianos no se rebelan contra la literatura oficialista, sino contra un régimen que les prohíbe expresarse con libertad, contra —como dice el propio Rafael Arozarena— «la vulgaridad y la chabacanería en que se hallaba sumida la sociedad que los rodeaba». Por otro lado, al Gobierno parece que nunca le ha interesado la cultura; es más, no les interesa un pueblo culto, porque eso los pondría entre la espada y la pared. No tienes más que ver que no existe un plan cultural coherente y de auténtico valor.
⇒ ¿Y la poesía, concretamente, en qué estadio se encuentra? Hoy salen poetas por todas partes, ¿cómo es esto posible si no se lee?
Como dije al principio de esta entrevista, el panorama no es muy alentador que digamos. Muchos piensan que contar su vida en renglones cortos, o hablar de las puestas de sol y el canto de los pájaros, o de lo mal que lo están pasando ya es poesía; sin darse cuenta de que la poesía es, ante todo, lenguaje. Un poema requiere, no solo lecturas, sino un gran trabajo de depuración. Nos es el decir sino el cómo decir.
⇒ Siguiendo este tema, eres una mujer trabajadora e incansable, ¿crees que el éxito pasa por tener talento y además prepararse para ello, armarse de recursos?
Desde luego. Es cierto que todos nacemos con una cierta habilidad o facilidad para determinadas cosas (para la pintura, la escritura, la música…), pero eso no basta para hacernos artistas, escritores o músicos. Es necesario prepararse, y esa preparación dura toda la vida.
⇒ ¿Es sinónimo cantidad de ventas a calidad literaria? Tú has optado por editar en editoriales independientes como es el caso de Nace. ¿Crees que las editoriales están ofuscadas en comercializar aquello que les parezca más vendible, que no buscan la calidad de las obras? De ser así, la cultura está pasando por un mal momento, por una etapa donde no se premia la creatividad, el trabajo, sino lo fácil —sin mencionar algunas obras o escritoras que simplemente por ser populares o salir en televisión se lanzan al mundo editorial—.
Suscribo todo lo que dices. Está claro que estamos en una sociedad en que todos los valores son mercantiles y las editoriales no escapan a este fenómeno. Una editorial es una empresa y, por lo tanto, lo que quiere es ganar dinero. Lo malo es que lo hace al precio que sea, en cuanto a calidad literaria se refiere. Y así nos va.
⇒ ¿Por cierto te consideras poeta o poetisa?, ¿prefieres que te llamemos escritora, puesto que cultivas un amplio abanico de géneros?
Prefiero que me llamen poeta —es más contundente, al menos para mí— o escritora, por eso de que abarco más de un género.
«Las editoriales sacan lo que se vende y, más que el hecho de ser mujer u hombre, pesan las perspectivas de venta»
⇒ Somos muchas las que escribimos y, de hecho, hay una gran presencia femenina en las redes sociales. Sin embargo, la mayoría de editoriales siguen editando a hombres y muchas mujeres han de acudir a la autopublicación. Eres una de las mujeres más destacada de nuestras letras, ¿crees que las escritoras seguimos sufriendo ciertas diferencias con los autores masculinos?
Eso no es del todo cierto. Las editoriales, como dije antes, sacan lo que se vende y, más que el hecho de ser mujer u hombre, pesan las perspectivas de venta. Y, en cuanto a la autoedición, creo que lo utilizan tanto escritores como escritoras. La situación está muy difícil y las editoriales no quieren arriesgar, así que, por lo general, apuestan por lo seguro y eso va en detrimento de todos, no solo de las mujeres.
⇒ Hay quienes afirman que las escritoras arrasamos en los premios literarios, sin embargo sigue habiendo un gran bache entre los que ganan los autores y nosotras, tanto a escala nacional como internacional. ¿Qué nos queda por hacer? ¿Somos nosotras las que hacemos algo mal?
Lo de los premios literarios es otro cantar. Se entiende que un premio literario tiene una serie de normas; entre ellas, la de presentarse con plica. Es decir, el jurado no debería saber quién es el autor o autora. Si esto se cumple o no, lo ignoro, pero en los premios de este tipo, si son como anuncian, no se conoce al autor hasta que se falla. Las trampas, que es cierto que existen, siguen sirviendo a las editoriales y sus intereses.
⇒ Quizás parezca una entrevista muy tendenciosa hacia el feminismo, pero tú has sido la primera mujer en ocupar cargos de relevancia cultural en las Islas al frente del Ateneo de La Laguna, formas parte de la Real Academia de la Lengua, muchas te admiramos y hasta casi envidiamos, ¿qué nos aconsejas a las autoras para poder acceder a estas responsabilidades?
En ningún momento me he propuesto desempeñar cargo alguno. Yo solo he trabajado y me he interesado por todo lo que tiene que ver con la cultura. Los cargos y los nombramientos han venido porque los demás han considerado mi idoneidad para desempeñarlos, no porque yo haya trabajado en función de obtenerlos, ni mucho menos.
«Es cierto que la insularidad nos condiciona, para bien y para mal, pero es una circunstancia más»
⇒ Eres una mujer accesible, sencilla, que reivindica la canariedad, ¿la insularidad sigue siendo una lacra para los escritores canarios?. Muchas veces la distribución no es la más adecuada ni las editoriales se encargan de cubrir gastos de promoción fuera de las Islas, a veces ni entre ellas.
Hablar de lacra me parece exagerado. Es cierto que la insularidad nos condiciona, para bien y para mal, pero eso es un circunstancia más dentro de un panorama en el que la cultura no se tiene en cuenta, por lo que nadie, o casi nadie (existen algunas editoriales que sí lo hacen) parece preocuparse por una distribución que nos dé a conocer más allá de nuestras islas.
⇒ ¿No crees que debemos quitarnos ese sambenito de literatura canaria y simplemente ser literatos? En muchas librerías nos colocan como autores canarios, independientemente del género que abordemos y nos sitúan en rincones apartados, casi alejados… ¿No hay cierta responsabilidad también de los libreros en aconsejar leer literatura hecha en Canarias y por autores canarios?
No lo considero un sambenito. ¿Consideras sambenito hablar de literatura hispanoamericana o catalana o gallega? En cuanto a la discusión sobre literatura canaria, de Canarias o en Canarias, prefiero no entrar. Como dice Jorge Rodríguez Padrón, se puede hablar de literatura canaria siempre y cuando no se limite ni se aparte de lo que se está escribiendo en otras partes del mundo.
«De lo que se tiene que preocupar el escritor es de escribir bien, utilizando con corrección su propia lengua»
⇒ Como escritora y filológa, ¿crees que quienes escriben haciendo uso del lenguaje peninsular tienen más proyección que quienes lo hacemos desde nuestra peculiar forma de expresarnos? Precisamente hay quienes optan por no escribir en canario porque creen que es más universal. Sería triste si lo hubiera hecho García Márquez o Borges, ¿no crees?
Es triste comprobar cómo escritores canarios, pensando en una supuesta proyección peninsular, utilizan la segunda persona del plural, del español septentrional —no precisamente el mayoritario, sino todo lo contrario—. Y lo peor es que, a pesar de eso, siguen sin tener esa proyección. De lo que se tiene que preocupar el escritor es de escribir bien, utilizando con corrección su propia lengua, como la hacen los escritores hispanoamericanos o de otros lugares donde se habla el español.
Cecilia Domínguez Luis (1948), natural del municipio de La Orotava y licenciada en Filología Hispánica, es una de las escritoras canaria de mayor relevancia. Galardonada con el Premio Canarias de Literatura 2015 en reconocimiento a su larga trayectoria literaria, es autora de más de una veintena de libros. Se prodiga en poemas, pero también se ha dedicado a la narrativa y al cuento infantil, siendo este uno de los objetivos que más la incentivan. Primera mujer en acceder a la presidencia del Ateneo de La Laguna (entre 1999 y 2001), ha sido también una de las primeras escritoras en ingresar en la Academia Canaria de La Lengua, a la que pertenece desde 2011. Nombrada miembro del Instituto de Estudios Canarios en 2013, sus obras han sido traducidas a varios idiomas, como el francés, el rumano y el alemán, y ha participado como ponente en diversos congresos nacionales e internacionales de lengua y literatura, así como en encuentros de poesía, dentro y fuera de las Islas.