Nos cuenta que la gente que lo conoce suele decir de él que es muy cercano, que tiene facilidad para llegar al corazón de las personas. Este escritor grancanario relata que en una etapa de su vida intentó expresar todo aquello que nacía en su interior «a través de la música. Durante una época estuvo bien». Sin embargo, indica que con el tiempo lleguó a la conclusión «de que escribir era incluso mejor». «La narrativa me dio la oportunidad de llegar mucho más allá de lo que era capaz de hacerlo con mis canciones», confiesa. Dice que escribir lo transporta «a mundos paralelos» que comparte después con sus lectores. «Es magnífico sentir como los personajes y las historias que creas les vale a muchas personas para verse reflejados en ellos o para contrastar aspectos de sus vidas. Otros lectores quedan enganchados a esas historias y dosifican la lectura para que no se acabe. Es muy gratificante escuchar eso. Te da la sensación de que has hecho bien tu trabajo», señala. Acaba de presentar su primera novela y ya está enfrascado en la segunda.
Tres claves de tu último trabajo
Primero la verdad. Con Verdades Cruzadas no existe la verdad absoluta ni la gran revelación. No un puñado de axiomas irrefutables que eliminen cualquier duda sobre la naturaleza de las cosas. No una afirmación categórica que explique el sentido de la vida. La verdad simple y llana de cada uno de nosotros. El significado de nuestra existencia. El viaje al yo interno que se hace las eternas preguntas: ¿Por qué soy como soy? ¿Por qué hago lo que hago? ¿Por qué estoy aquí, de dónde he venido y a dónde se supone que voy? La marcha de Macu Santana, cuñada, amiga, compositora y compañera ideal en mi etapa de compositor y cantautor, cómplice en los escenarios y maestra, es la segunda clave. Su marcha en junio de 2014 a la temprana edad de 45 años despertó en mí la necesidad de escribir sobre la vida y la muerte. La verdad pedía paso nuevamente para dar respuestas sencillas a preguntas difíciles. Me puso en el camino correcto. Su canción Sigo andando, que suena en YouTube como eterno mensaje optimista, es referencia obligada en Verdades Cruzadas. La novela no gira en torno a Macu, pero sin su inspiración, sin la enseñanza que me dejó, seguramente no hubiera sido escrita. En tercer lugar, las historias de vida. Siempre me atrajo más la sociología cualitativa que la cuantitativa. Me encantan las historias de vida. Dos de estas historias me fueron confiadas para ser contadas. Dos historias reales de vidas normales. Omara y Silvia reflejan esas dos historias y se mezclan con la ficción del libro de manera natural. Ambos personajes tienen la capacidad de percibir cosas que los demás mortales no pueden. La idea del plan infinito planea sobre la novela. Un plan que nos trasciende y del que no conocemos más que la parte que debemos conocer. («Solo somos piezas de un enorme y perfecto puzle cuyo acabado magnífico no somos capaces de imaginar»).
¿Qué autor o autora te inspira?
La inspiración no me viene de ningún autor. Es algo que nace del interior. Es como un volcán cuyo magma lucha por salir al exterior. Sin embargo, es cierto que aprendes algunas cosas importantes de muchos autores. Si hablamos de estilo, Stephen King está a la cabeza del ranking. Me gusta como juega con el lector, su manera de enseñarle el interior de los personajes sin juzgarlos. Su capacidad de mantenerle en guardia durante toda la historia. He leído tanto de Stephen King que pocas cosas me sorprenden ya, pero sigo admirando su capacidad de crear historias increíbles de hechos cotidianos. También me gusta John Katzenbach, La historia del loco o Juegos de ingenio son novelas recomendables. Si tuviera que nombrar algún escritor canario, José Luís Correa sería el elegido. Cuando leo algo de Pepe Correa me parece que me lo cuenta un amigo, un amigo que a veces hace alarde de la socarronería y el costumbrismo y otras puede ser el mejor de los poetas. Correa escribe sobre lo que conoce y eso le hace ser auténtico, incluso cuando tiene que viajar atrás en el tiempo, como hizo en La décima caja. Este año también he tenido la suerte de leer Asamblea ordinaria, de Julio Fajardo Herrero, escritor tinerfeño que me sorprendió gratamente.
Un poema, una novela, un cuento
— Un poema: poetas muchos. Quevedo, Góngora, Lope de Vega, Antonio Machado, Calderón de la Barca, Rubén Darío, Gustavo Adolfo Bécquer, Rosalía de Castro… Si tuviera que elegir un poema, me quedo con Coplas por la muerte de su padre, de Jorge Manrique, aunque también me viene a la mente Retrato, de Antonio Machado y de él unos versos que me repito con cierta frecuencia: «Desdeño las romanzas de los tenores huecos / y el coro de los grillos que cantan a la luna. / A distinguir me paro la voces de los ecos, / y escucho solamente, entre las voces, una».
— Una novela: Las cenizas de Ángela, de Frank McCourt.
— Un cuento: El gato negro, de Edgar Allan Poe.
Una obra de teatro, un guion cinematográfico
— Una obra de teatro: recientemente he visto dos veces una obra que me gusta mucho. En una de las representaciones se titulaba El cuadro, en otra, Arte, de Yasmina Reza. Trata el tema de la amistad, el arte y el éxito. Es ingeniosa, divertida y muy amena. Me impresionó la primera de las versiones que vi, aquella titulada El cuadro, porque fue representada por autores amateurs de gran talla.
— Un guion: La vida es bella, de Roberto Benigni.
Proyectos
Actualmente estoy escribiendo mi segunda novela. En ella, un grupo de vecinos interactúan con un recién llegado a través de los sueños. Intento sumergir al lector en un mar de realidad y fantasía. Al final, la realidad de cada uno la forma todo aquello que logra representar en su propia mente. Espero entretener, sorprender, y plantear algunos interrogantes. Siempre he tenido la necesidad de crear, de comunicar. A pesar de esto, yo no escribo pensando en el lector. Trato que el lector no pueda dejar de pensar en lo que escribo. Ese es el gran titular que define mi trabajo. Las historias de mis novelas intentan ir un poco más allá de lo aparentemente normal, pero sin llegar a ser ciencia ficción. Lo que intento es viajar al interior de las personas. Destripar sus emociones y presentarlas al lector para decirle: Mira, así se siente. Así piensa. Así le afecta lo que le ha tocado vivir. Y el lector vive, interioriza, interpreta, juzga y emite un veredicto sobre todo lo que lee. Como dice Edmund Wilson, no hay dos personas que lean el mismo libro. Mis novelas tendrán una interpretación distinta dependiendo de la persona que la lea, pero siempre estará dispuesta a suscitar emociones y opiniones. Es una dosis de fantasía capaz de remover algunos estados cómodos de todas las mentes racionales.
¿Qué personaje de DRAGARIA serías?
Soy inquieto, curioso, creativo. Me gusta aprender de todo y de todos y me considero en continua evolución. Quizás un Hominis evolutio encajaría con mi perfil.
Germán Vega (Las Palmas, 1966) es licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la UNED, máster en Gestión Empresarial y Dirección de Recursos Humanos por la Universidad de Alcalá de Henares y máster en Sociología Aplicada por Euroinnova Bussiness School. Desde que tiene uso de razón se ha sentido atraído por la música y la escritura, intentando expresar su creatividad, primero componiendo decenas de canciones y multitud de poemas y luego con la narrativa. La necesidad de descubrir la naturaleza de las cosas y su particular búsqueda del sentido de la vida, le dieron la idea original para escribir su primera novela, Verdades cruzadas (CanariaseBook, 2016).