‘El juego de los peces’, en el museo Poeta Domingo Rivero

Presentación de 'El juego de los peces' en el museo Poeta Domingo Rivero

El museo Poeta Domingo Rivero se llenó de nuevo de poesía este pasado viernes, 1 de diciembre, una poesía que llegaba de la mano del palmero Juvenal Machín Casañas. El poeta acompañado por Antonio Arroyo Silva, poeta también palmero afincado en Gran Canaria y que realizó el prólogo de su libro El juego de los peces (Ediciones La Palma, 2017) agradeció al público asistente «porque es muy emotivo estar reunidos ante unos acordes, tener una patria común y no ante banderas como hacen muchos últimamente». Agradeció  a la editorial y tuvo palabras especiales para Elsa López, «siempre digo que si no existiera habría que inventarla». Palabras de agradecimiento a la ilutradora Susi Pérez González.

Arroyo que leyó el prólogo que hizo para su libro dio paso a la lectura por parte del autor de varios de sus versos, siendo demandado por el público de continuar en varias ocasiones. Tras la lectura se creó un debate sobre la poesía y desde el público se hizo un pequeño análisis de la obra con varias intervenciones entre ellas de Helio Ayala que le comentó la entrevista hecha desde DRAGARIA a Pedro Flores quien afirmaba que la poesía tenía un componente de ficción. Machín comentó que él no estaba muy de acuerdo, pues «somos nosotros los que estamos en los poemas, lo que contamos los autores es muy real, da poco margen para la ficción».

Se le preguntó cómo era posible que un hombre de ciencias, informático pudiera manejar las letras y él respondió que no eran tan diferentes las personas de ciencias y las que estudiaban humanidades «lo que nos une es la inquietud, el ansia por saber, por descubrir cosas nuevas».

Se habló de la influencia de la música en la poesía, de la eclosión de escritores palmeros que irrumpen con fuerza en el panorama literario, y Marcos Rivero Mentado confesando que no había leído su trabajo, sino lo que se había recitado esa tarde, veía en Juvenal el uso de un lenguaje matemático, ese juego dadaísta y muy posmoderno, en el que influía, sin duda, su mentalidad digital.

Durante una hora y antes de pasar a firmar sus ejemplares, se debatió sobre el ritmo y el contenido lúdico de la obra del palmero afincado en Tenerife, que confesó que era un aspirante a escritor «yo aún llevo la L de los conductores, apenas he publicado un par de poemarios».

Reportaje fotográfico: DRAGARIA

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