Grancanaria, vive actualmente en Reino Unido. Ha publicado un libro de poemas y microrrelatos y poesías en revistas y periódicos, tanto en España, como en México, Estados Unidos, República Dominicana o Argentina. Licenciada en Hispánicas, le gusta también dibujar, el mundo de los videojuegos y los juegos de rol y de mesa. Se ha atrevido incluso con el guión de un corto editado en Youtube. Jiménez considera que «las buenas historias no están solo en los libros». «Me gusta leer poemas sueltos, que me asalten entre lecturas, y es así también como suelo escribir poemas, a pedazos, a golpes, producto de la interrupción de un paseo o de un pensamiento fugaz que me cruza los dedos mientras me ocupaba de otra cosa», confiesa.
Tres claves de tu último trabajo
El último trabajo que he completado ha sido un libro de poemas, Memoria que arde. En este libro se recogen poemas que escribí entre 2011 y 2017. Ahora mismo, al decir esto, se me ha ocurrido que me gusta mucho esa expresión de «se recogen», como si hubieran estado por el suelo o perdidos por carpetas y entre hojas de papel, lo cual supongo que es más o menos fiel a la realidad. Memoria que arde no es estrictamente un poemario, sino un libro de poemas, ya que no existe una unidad temática ni formal, puesto que si bien la mayoría de los poemas son de verso libre, también los hay con métrica o rima. Me gusta variar de temas y jugar con ideas diferentes, aunque supongo que en todos los poemas del libro se puede reconocer mi estilo, como si me hubiera dejado las huellas dactilares, algo inevitable al fin y al cabo. A veces pienso que este libro se hizo solo y yo simplemente junté los pedacitos.
¿Qué autor o autora te inspira?
Siento que esta podría ser una de esas preguntas que sé que voy a fallar en el examen, pero trataré de salir del paso. Uno de mis autores favoritos cuando empecé a escribir era Oscar Wilde, me parecía el colmo del ingenio. Después de leer a Oscar Wilde siempre me sentía más graciosa. Otro autor que me inspira (una mezcla de admiración y miedo) es Borges. Creo que es uno de esos autores que es casi imposible de imitar. Me genera una gran frustración leerlo (¡yo nunca podré escribir así!), a la vez que un gran placer. Leer a Borges es como recibir uno de esos masajes que gustan y duelen al mismo tiempo. Hay autores que me divierten y me dan ganas de escribir como Cortázar o Terry Prattchett, pero la verdad es que tengo amoríos continuos con muchos autores, aunque a algunos intento mantenerlos como amantes habituales, por ejemplo a Ana María Matute, García Lorca, Vargas Llosa, García Márquez, Kafka, Poe, Dostoyevski… Pero lo cierto es que soy infiel y me gusta variar. Hacerme elegir es casi una crueldad.
Un poema, una novela, un cuento
— Un poema: Amor constante más allá de la muerte, de Quevedo. Igual se nota mucho que estudié Filología Hispánica y tuve que leerme a los poetas del Siglo de Oro, pero qué más da. Me gusta tanto que una vez hice un corto de zombis titulado Amor constante. Va de una mujer cuyo amante, casado con otra, muere y se convierte en zombi. Ella decide entonces llevárselo a su casa para vivir con él y cumplir sus fantasías. También, por supuesto, sale de ahí el título del libro de poemas que acabo de publicar.
— Una novela: La región más transparente, de Carlos Fuentes, porque ha sido de las novelas que he terminado recientemente que más me ha impresionado. Una prosa volcánica, una impactante imaginería alrededor de Ciudad de México y la formación de su identidad, sus personajes trágicos, vanos y banales. Para ser sincera, no suelen llamarme la atención las historias corales, pero esta novela es sin duda un magnífico ejemplo de que funcionan.
— Un cuento: La casa de Adela, de Mariana Enríquez, porque lo leí hace poco y hacía tiempo que no disfrutaba tanto de una historia de fantasmas con niños repulsivos a la vez que tiernos.
Una obra de teatro, un guión cinematográfico
— Una obra de teatro: Bodas de sangre, de García Lorca. Seguro que la eligen muchos, pero me parece una gran obra, sobre todo por cómo están presentados los símbolos y presagios de muerte.
— Un guión: voy a decir algo un poco friki, pero no importa: el guión de La tumba de las luciérnagas, de Isao Takahata (ese es el otro señor de Estudios Ghibli que no es Hayao Miyazaki) y Akiyuki Nosaka, siendo este último el autor de la novela en la que está basada la película. (Todo esto lo sé porque lo busqué en Wikipedia). La tumba de las luciérnagas es la película más triste que he visto nunca y, en cualquier caso, me parece admirable que sean capaces de destrozarme el corazón de manera tan brutal y frecuente a lo largo de la película, incluso sabiendo desde el principio que el protagonista muere en condiciones miserables.
Proyectos
Dentro de poco sacaré mi primera novela, El país evanescente. Es una novela sobre cómo desaparecen amigos, amantes y paisajes. El espacio vacío, doliente y absurdo, que dejan en su lugar. La ciudad va reduciéndose, perdiendo pedazos a medida que asistimos a las euforias, traiciones y pasiones de un grupo de amigos en sus años universitarios. También hay una sociedad secreta que asesina poetas, un gato o un pianista, un librero en silla de ruedas y un mendigo que fue empresario, rey y alquimista. Creo que en la novela se va a notar bastante que soy fan de los microcuentos y los personajes secundarios, y espero que conecte con algunos lectores. También tengo otros proyectos, como una colaboración con un compañero mexicano que aún no puedo desvelar. También quiero sacar un libro de microcuentos pronto, en cuanto alcance 101. Sí, es porque quiero llamarlo 101 noches, no puedo resistirme a hacer la gracia. El microcuento es mi género predilecto y tengo ganas de por fin compilarlos en una edición resultona, quizá ilustrada, todavía no lo he decidido. También quiero empezar a escribir una novelita en inglés, de fantasía y para un público juvenil. Ya veremos si lo consigo, pero proyectos no me faltan.
¿Qué personaje de DRAGARIA serías?
Sería una polilla de los libros, así no me faltaría nunca de comer, y podría tener a todos atemorizados. Podría chantajear a los escritores para que me dieran lo que yo quisiera a cambio de no comerme todos los ejemplares de sus libros. Con el dinero de los chantajes me construiría un palacio y sería la jefa de la mafia polilla, con miles de sirvientes insectos. Viviríamos una época de esplendor, organizaríamos banquetes de novelas decimonónicas con postres poéticos e iríamos borrachas en nuestras monturas-araña a vandalizar y aterrorizar a los habitantes de Dragaria. Con el tiempo, claro, el libro electrónico amenazaría nuestro modelo de vida, de manera que intentaríamos ganar poder e influencias en las distribuidoras de libros, obligándolos a que tomen medidas como poner los libros electrónicos carísimos para que la gente siga comprando en papel, o sacar un montón de artículos y vídeos al estilo fake news que digan que leer en papel mejora los orgasmos o que los libros electrónicos disminuyen las sinapsis cerebrales, cosas así. Por desgracia, grandes gigantes como Amazon acabarían finalmente con nuestro imperio. Mi palacio sería derruido y todos mis fieles sirvientes, a los que consideraba mis amigos, me abandonarían, incluso mis veinte esposos polilla. Sola, en la miseria, me retiraría a vivir en una estantería olvidada en una biblioteca pública a esperar la muerte. La anciana bibliotecaria me daría de comer pedacitos pequeños de la Biblia cuando nadie la mirase, por compasión. Ya en las últimas, escribiría mis memorias rememorando el esplendor de mi época mafiosa. Sin embargo, nadie querrá publicarlas. Moriré en el olvido y la pobreza, pensando no obstante que, a pesar de todo, había valido la pena. Tras mi muerte, la anciana bibliotecaria rescatará mis memorias y las publicarán en papel. Su éxito volverá a poner de moda el formato físico. También me sacarán una serie de Netflix, seguramente. Polillarcos, o algo así. Mi papel se lo darán a alguna cucaracha que disfrazarán de polilla y que no sepa hablar muy bien español.
Desirée Jiménez (Las Palmas de Gran Canaria, 1989) es licenciada en Filología Hispánica. Utiliza su blog como campo de entrenamiento donde publica cada semana microcuentos, poemas y, de vez en cuando, algún artículo o reseña. Ha publicado en España, México y Estados Unidos a raíz de concursos o colaboraciones. Ha recibido varios premios y sus poemas, relatos y microcuentos aparecen en diversas revistas y antologías. Es autora del libro de poemas Memoria que arde y de la novela El país evanescente. Entre los textos publicados en revistas y antologías se encuentran El vendedor de arena, La historia que no sucedió, La hoja viajera, Cosmogonía, Metamorfosis: el lobo —premio de narrativa Hermanos Millares Cubas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria—, Glutómata, Art+Food Para comerte mejor o La ondina y el buzo, entre muchos otros. (Blog).