Esta poeta y narradora ha publicado en 2018 dos libros, uno de poesía —Yo quería un placer (Puentepalo)— y una novela —La vida que nos queda (Idea), finalista en el Premio Ciudad de Valladolid en 2013—. Mujer inquieta, combina su trabajo literario con estudios de filosofía y desarrollo personal. Aunque tiene mucha obra inédita, este poemario supone para ella «la apertura a la expresión del deseo femenino, reprimido a lo largo de la historia». En sus propias palabras: «La evocación del placer, el ansia del encuentro con el otro, de la comunión de los cuerpos, es expresado en este poemario en un tono poético sutil, en que la física de los cuerpos se transforma en una búsqueda de algo más profundo, para lo que no existen palabras». Se muestra reacia a sumergirse en el mundo de las redes. Siente que las tecnologías le roban «mucho tiempo de vida real».
Tres claves de tu último trabajo
El yo y el deseo, la metamorfosis que se produce en el encuentro con el otro. La metafísica de los cuerpos que se encuentran para dejar de ser lo que eran y disolverse en la unión. El principio del placer y el principio de realidad. Siento, luego vivo; amo, luego sufro. Son los dos polos opuestos que nos ofrece el libro, donde la ironía flota como murmullo de fondo y aligera la densidad de la emoción que embarga cada verso. La frescura y la naturalidad con que se aborda el tema del deseo femenino, convierten a este libro en un canto de liberación de la voz de la mujer frente al corsé al que ha estado sometida a lo largo de la historia.
¿Qué autor o autora te inspira?
Siento que soy el resultado de las lecturas que me han acompañado a lo largo de mi vida, tanto de literatura como de filosofía y psicología. Desde Cien años de soledad, hasta todas las obras de Miguel Ángel Asturias, Faulkner, Steimberg, en narrativa. En poesía crecí leyendo a Pedro García Cabrera y César Vallejo, Ángel González y un largo étcetera.
Un poema, una novela, un cuento
— Un poema: cualquiera de Pedro García Cabrera.
— Una novela: Los perros hambrientos, de Ciro Alegría.
— Un cuento: cualquiera de Allan Poe.
Una obra de teatro, un guion cinematográfico
— Una obra de teatro: Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes.
— Un guion: Delicatessen, de Jean-Pierre Jeunet.
Proyectos
Tengo una novela inédita que espero salga pronto a la luz y varios poemarios sin editar. Además estoy terminando otra novela, y tengo en mente varias más. La narrativa me tiene ahora ocupado todo el tiempo libre.
¿Qué personaje de DRAGARIA serías?
La libélula. Me parece un ser mágico y bello. Cuando se me acerca alguna me impregna de confianza en lo que hago.
Ángela Ramos Díaz (Santa María de Guía, 1967) es licenciada en Filosofía y Ciencias de la Información. Durante el curso 2008/09 realiza estudios de Teoría de La Literatura en la Universidad de Granada. En la actualidad tiene publicado Bajo los castaños (Baile del sol, 1998) y los poemarios Faltó la primavera (Baile del sol, 2005), Amores de Asalto (Bencomo 2006), A destiempo (Baile del sol, 2007), Polvo somos (Granada, Vitola, Diente de Oro, 2008), Pasión furtiva (Idea, 2009), Girando al Sur (Baile del sol, 2016) y Yo quería un placer (Puentepalo 2018). Ha obtenido el Primer Premio en el Certamen de Cuentos del Gobierno de Canarias en los años 1991 y 1993 y el Accésit en el Concurso de Cuentos de La Caja de Canarias en 1992. En 2013 queda finalista en el Premio Ciudad de Valladolid de Novela por La vida que nos queda (Aguere-Idea 2018). Ha trabajado en Diario de Las Palmas, La Gaceta de Tenerife o Radio Francia Internacional en París, donde colaboró en la emisiones de onda corta para la América Latina.