La grancanaria Yolanda Delgado considera que no es una escritora «rápida» y que «cada frase es un mundo de posibilidades». Le gusta guiar a otros autores que empiezan en su carrera literaria: «Es una de las experiencias más plenas que he tenido», señala. Otra de sus actividades es traducir, y añade que esto exige «ponerte en la piel del autor, con la responsabilidad añadida de expresar en tu idioma la misma intensidad, el tono, los matices, la intencionalidad con la que originalmente esos libros fueron escritos». En sus textos le gusta hacer uso del humor, «un ejercicio higiénico fundamental para conservar la salud». Acaba de publicar Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fue a misa (Baile del Sol, 2018), una colección de historias que reflejan su experiencia vital: la de una mujer que viaja desde los diez años por el mundo y que actualmente reside en Francia.
Tres claves de tu último trabajo
El título del nuevo libro encabezaba una noticia de un periódico portugués. En esos 27 relatos heterogéneos hablo de situaciones cotidianas, pasiones literarias y recuerdos aparentemente autobiográficos. Rompo con la idea preconcebida de lo que entendemos por relato. Quiero incomodar, quiero hacer reír, quiero hacer sentir, comprender nuestra sociedad esquinada, compleja y conmovedora. Las mujeres y hombres de carne hueso son los protagonistas; la realidad y la memoria, mis mejores aliados.
¿Qué autor o autora te inspira?
Hannah Arendt, Agota Kristof, Unamuno, Mijaíl Bulgákov… La lista de autores a los que admiro es larga. Estos autores que nombro fueron víctimas de la sinrazón política, los cuatro supieron vencer las circunstancias, entre otras virtudes, gracias a la sinceridad, a la valentía y al humor. La risa salva a los rebeldes, a los que dicen no en el sentido camusiano.
Un poema, una novela, un cuento
— Un poema: Tus hijos se cortan las manos… Margaret Atwood es una gran poeta.
— Una novela: me lo ponen muy difícil, pero como el pasado año fue el centenario del nacimiento de Juan Rulfo, quiero recordar Pedro Páramo. Rulfo escribió lo que tenía que escribir. Admiro a Rulfo. Voz propia, honestidad en su obra y silencio.
— Un cuento: hay un cuento de Chéjov, La tristeza, que cuando lo releo sigue conmoviéndome como la primera vez. Un viejo cochero acaba de perder a su único hijo. Intenta contárselo a alguien, soltar la pena, pero no encuentra quien escuche su historia. ¿No sucede ahora lo mismo? Otro relato que no querría dejar de mencionar es La lotería, de la norteamericana Shirley Jackson. Narra un episodio que transcurre en una pequeña comunidad. La crueldad está insinuada, va creciendo de forma sutil, solo cuando llegas al final, el horror te estalla en la cara. Simplemente, brutal.
Una obra de teatro, un guion cinematográfico
— Una obra de teatro: el teatro es Shakespeare.
— Un guion: Días de radio. La infancia, los amigos, la familia, las películas, los tebeos, los olores y los colores de una época anodina que Woody Allen consiguió hacerla extraordinaria. Admiro a los creadores que con los mimbres de una vida común, protagonizada por mujeres y hombres anónimos, son capaces de crear imágenes inolvidables. Eso debemos pensar de nosotros. Somos obras irrepetibles, y a pesar de todo, ¡qué bello es vivir! Ya he soltado el título de otra gran película.
Proyectos
Estoy en medio de una novela que espero llevar a buen término. Hay escritores que tienen la suerte de escribir rápido, no es mi caso. Soy lenta, le doy muchas vueltas a las palabras, a las posibilidades de sentido, a la forma. «Porque uno solo ha aprendido a dominar las palabras para decir lo que ya no tiene que decir», escribió T. S. Eliot.
¿Qué personaje de DRAGARIA serías?
Ya que me invitan a quedarme en esta isla llena de sonidos hermosos, nacida del pecho de volcanes, donde nacen los dragos y los vientos alisios nos protegen del calor africano, me gustaría encargarme del faro. ¡Sería la farera de DRAGARIA!
Yolanda Delgado Batista (Las Palmas de Gran Canaria 1967) estudió Publicidad y Relaciones Públicas, y un máster en Biblioteconomía y Documentación en la Universidad Complutense de Madrid. Ha trabajado en televisión como documentalista, redactora, guionista y directora de contenidos. Colabora en distintas editoriales e instituciones culturales como traductora, editora literaria y lectora de manuscritos. Sus artículos periodísticos sobre temas culturales han aparecido en El perseguidor (suplemento de Diario de Avisos), Turia, Read Russia, Russia Beyond, Washington Post, Aventuras na Historia y Letras Libres. Actualmente vive en Francia. Ha publicado Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fue a misa (Baile del Sol, 2018), Puro cuento (Baile del Sol, 2016), Cambio de coche (relato en antología canario-mexicana, Baile del Sol, 2014) y Antología cortos de cine (Alfaguara infantil, 2003). (Blog).