Este director de cine catalán residente en Tenerife cuenta cómo fue cambiando su vida desde que quiso estudiar cine y terminó siendo ingeniero. Se trasladó voluntariamente a las Islas y entró en contacto con el cine local, se enamoró y se casó en un par de meses. Todo fue rodando hasta el punto de que su cuñado, Jesús Díaz Armas, escritor y premio de poesía Pedro García Cabrera 2017, ha escrito algunos de sus guiones. Ahora, no contento con dirigir unas dos producciones por año, Josep Vilageliu se ha atrevido a escribir sus dos últimos guiones: «Me pareció complicado escribir el libreto, los diálogos siempre me han infundido mucho respeto y no me sentía muy capaz. Pero lo intenté. Y salieron solos. La verdad es que disfruté escribiéndolos. En pos de la ballena blanca, como metáfora de un cine cuya definición se nos escapa», proclama.
Tres claves de tu último trabajo
Durante el curso 2014-2015 había estado colaborando con una profesora del centro de Formación Profesional César Manrique, con el propósito de que el alumnado de primer curso rodase varios cortos sobre el espinoso tema de la prostitución, un proyecto que puso en marcha Manuel Rebollo, del colectivo Mayores Valores, con la colaboración de la ONG Médicos del Mundo y el colectivo feminista Mercedes Machado. Para el rodaje de uno de ellos se necesitaba una buena actriz, y les propuse a Bibi Rodríguez. Hacía tiempo que tenía ganas de rodar una película con Enzo Scala, una película de actores. Durante más de un año imaginé un montón de posibles argumentos, pero a los pocos días se desinflaban. Decidí que había llegado el momento. Le di unas cuantas vueltas al coco y escribí una sinopsis influido por el tema de la prostitución de aquellos cortos que había coordinado y del personaje de Bibi en aquel corto, una prostituta que, después de haberlo dejado, se confesaba en público en un plató de televisión. Pero yo quería algo ligero, un juego de máscaras donde nada fuera lo que parecía, en la línea de Le jeu de l´amour et du hasard (Juego de amor y de azar) de Pierre de Marivaux que habíamos utilizado en Rondó, un mediometraje que rodamos en 2013. Me pareció complicado escribir el libreto, los diálogos siempre me han infundido mucho respeto y no me sentía muy capaz. Pero lo intenté. Y salieron solos. La verdad es que disfruté escribiéndolos. Tenía en la cabeza la estructura del guion, pero no sabía cuándo y en qué momento de la narración se iban a dar los giros que tenía previstos para sorprender al espectador, y que resultasen plausibles. Se trataba de presentar unos personajes previsibles, la prostituta y el cliente, en una situación un tanto tópica. Pero cada uno de ellos guarda no una sino varias sorpresas, de tal manera que al final no se sabe cuál de las personalidades que desarrollan es la verdadera. Una vez hube dejado sueltos los personajes, me sentaba ante la pantalla del ordenador para ver qué iba a suceder, como si yo mismo fuera no ya el escritor sino un lector privilegiado. Cuando tengo un guion listo para rodar no puedo refrenar mi impaciencia. Y de este, que titulé Del amor y otras necesidades me sentía bastante satisfecho. Se lo pasé a los actores, a Enzo y a Bibi, diciéndoles que los había escrito para ellos. También tenía muy claro donde rodarlo, la casa de unos amigos en Tegueste, donde ya habíamos rodado algunas escenas de otros trabajos. Saber qué rostros van a tener los personajes y conocer las localizaciones ayuda a escribir el guion y luego no hay sorpresas, las circunstancias no te obligan a cambiar demasiado lo que habías imaginado.
¿Qué autor o autora te inspira?
En muchas ocasiones, cuando estoy buscando una idea para un guion, el libro que estoy leyendo en estos momentos me proporciona un primer impulso. Esto ocurrió con los dos personajes femeninos de El cuarteto de Alejandría, tan opuestos, y que sirvió para definir a mis personajes en Piel de melocotón (incluso una de la actrices leía uno de los libros). Página 45 consiste en la adaptación de la página 45 de La llave de cristal de Dashiell Hammett. En Rondó se interpreta una escena de una obra de Marivaux en un teatro. Pero mis referentes son la casi siempre cinematográficos: Godard en Nube9, David Lynch en Al borde del agua. O Truffaut en En los arrozales (Jules et Jim, que también se basa en una novela).
Un poema, una novela, un cuento
— Un poema: leo poca poesía, no encuentro nunca el sosiego suficiente para dejarme emocionar por un poema. Me impresionó el último poemario de Juan José Delgado.
— Una novela: disfruté con El cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell, fue toda una revelación. A los veinte años me impactó La saga/fuga de J.B., de Gonzalo Torrente Ballester. Ahora leo otras cosas, El teatro de Sabbath, de Philip Rot, me pareció una obra maestra.
— Un cuento Continuidad de los parques, de Cortázar. Hubo un tiempo en que Cortázar era mi autor favorito. En los años setenta hice una adaptación de El ídolo de las cícladas.
Una obra de teatro, un guion cinematográfico
— Una obra de teatro: Las criadas, de Genet, y Marat/Sade, de Peter Weiss. En los setenta tuve la suerte de presenciar varios montajes muy vanguardistas de estas obras que me impactaron mucho (la versión de Marsillach de Marat/Sade en 1968, y la de Víctor García con Núria Espert de Las criadas en 1969, que también realizaron una versión brutal de Yerma dos años más tarde).
— Un guion: Hiroshima, mon amour, de Marguerite Duras, con su magnífica prosa. Tengo en casa el libro con el guion en su idioma original, especificando las variaciones que Alain Resnais realizó al llevarlo al cine, lo cual hace esta publicación doblemente interesante.
Proyectos
Me encuentro en un impasse, en un momento de transición hacia otras formas. Me ha ocurrido otras veces, aunque este último período ha sido muy productivo, llevo desde el año 2004 con una o dos producciones al año, mis tres últimos mediometrajes son muy distintos entre sí. Tengo varios guiones listos para rodar pero no se dan en estos momentos las condiciones mínimas para llevarlos adelante. Se necesita una gran energía para ello, y un equipo de personas entregado a tu proyecto.
¿Qué personaje de DRAGARIA serías?
Sería el oteador, un personaje que estaría siempre en lo más alto de las isla, intentando descubrir lo que se oculta más allá.
Josep Vilageliu (Barcelona, 1948) es ingeniero técnico. En 1973 se traslada a Tenerife y se integra en el movimiento de cine aficionado que tenía su sede en el Círculo de Bellas Artes. Conoció a Eduardo Camacho (artista plástico, director de escena) y llevó al cine la obra La estatua y el perro, que había dirigido con el grupo de sordos Los Ambulantes. Comienza a rodar cortos en super8. En los años ochenta se une a un grupo de cinéfilos y pone en marcha el Cinematógrafo Yaiza Borges. Con ellos rueda un largometraje titulado Bajo la noche verde. Posteriormente guion Iballa en 16mm, con guión propio y de Jesús Díaz Armas, coproducido por Yaiza Borges y TVE en Canarias. En los noventa realizó la trilogía Venus vegetal, La ciudad interior y Ballet para mujeres, con guión de Manolo Chinea y música de Enrique Guimerá. En paralelo, organiza cursillos de cine. Se ha caracterizado por su empeño en introducir el cine en la enseñanza, preparando a maestros o directamente en el aula. Crítica, análisis, conferencias y edición de libros han sido otras de sus actividades. (Blog).