Benjamín Prado se presentó este miércoles, 13 de diciembre, en el Palacete Rodríguez Quegles, ante cerca de un centenar de personas para hablar sobre Bob Dylan.
Durante poco más de una hora el público asistente escuchó con gran interés las anécdotas del periodista, que explicó los motivos por los que cree que Bob Dylan es merecedor del Premio Nobel de Literatura. Hizo un repaso a la importancia de este en su trayectoria, la influencia de dos profesores que le animaron siempre a escribir y aseguró que mucha gente le pregunta si podía vivir sin Dylan y siempre contestaba que sí, «pero, peor». Afirmó que tenía un máxima que sigue cumpliendo «nunca escribiré nada que no me atreva a enseñarle a Bob Dylan», que esa frase siempre saca más de una sonrisa, pero que realmente así lo piensa.
En dos ocasiones ha podido hacer llegar uno de sus libros al cantautor y no duda si alguna vez ha llegado a leerlo. La primera ocasión fue con motivo de la gira de once provincias que realizó Dylan en España en 1899, de las que Prado siguió directamente nueve. En aquel momento Andrés Calamaro, amigo suyo hizo de telonero y lo colaba en los escenarios. La segunda vez fue cuando hicieron la traducción de su libro, premio Hiperión 1995, Cobijo contra la tormenta, título tomado de una de las canciones del norteamericano, y lo invitaron a Atlanta a presentarlo. Allí se le acercó una chica con dos de sus ejemplares para firmar y le preguntó si sabía quién era su padre a lo que él respondió algo cohibido que no. Esta resultó ser la hija del cocinero de Bob Dylan, le aseguró que llevaba más de 30 años con él, y entonces pensó que a lo mejor esa era otra oportunidad para que llegara su libro a sus manos.
Benjamín Prado que confesó ser muy supersticioso, aseguró que siempre ponía en Nochevieja la canción de Hurracane y que en todos sus libros nombra a Dylan o pone alguna referencia a alguno de sus poemas. Sostuvo la teoría de que nadie puede poner en duda que Dylan es un escritor, «que además ha publicado en las mejores y más prestigiosas editoriales de todo el mundo».
Reconoció que el músico que hizo historia al ganar el Nobel, y que vuelve a nuestro país para ofrecer seis conciertos en la primavera de 2018, no es muy simpático, es más contó que en una ocasión comentó a una periodista que ser feliz «no estaba en sus prioridades», sin embargo era un artista que al leerlo o escucharlo «hace que uno vea las cosas de otra manera». Dijo de él que era un escritor muy intelectual como Leonard Cohen o Sabina, «un poeta con banda cuya música y contenido empiezan siempre por la letra, por la poesía». Recordó que la poesía tiene su origen en la canción de los juglares; que antes todos los poetas soñaban con ser musicados y ahora todos los cantautores publicaban libros de poemas.
«La poesía está por encima del hombre, de la gente y la música ha rejuvenecido los auditorios con los cantautores», insistió que la poesía ha dejado de ser algo para unos pocos, que está al alcance de cualquiera y nombró a José Alfredo Jiménez, a Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat a Rafael Alberti, al propio Leonard Cohen, «es como elegir la música y poner la mirada» y de quienes afirmó eran poseedores «de una gran calidad literaria». Planteó que por qué no se merecía Dylan en Nobel si antes lo recibieron escritores de teatro como Dario Fo, o una periodista como Svetlana Aleksiévich o los discursos políticos de Winston Churchill. Dijo que le parecía justo que se le hubiera otorgado y que «Cohen hizo muy mal en morirse, porque era otro candidato legítimo»
Prado terminó su intervención en el tiempo previsto recitando su poema Mi vida se llama Bob Dylan, de su poemario Iceberg. Entre el público asistente escritores como Teca Barreiro, Noel Olivares y Silvia Rodríguez, así como el cantante canario Said Muti, y Ardiel Zaya de Algato Produccioones.
Reportaje fotográfico: DRAGARIA