Federico J. Silva ha insistido en afirmar que vive para la poesía, «no de ella». Querido por sus alumnos y respetado en el mundo de la literatura y las artes, el escritor destaca que la poesía debe ir acompañada de eficacia verbal y de mucha práctica y rigor. Se han realizado numerosos estudios sobre el poeta, que siempre utiliza referencias de otros autores, porque como buen profesor de lengua y literatura, sabe que leer es imprescindible. Busca en lo sencillo de las palabras la belleza del poema, y asegura que son los lectores quienes deben sentir las letras.
Tres claves de tu último trabajo
Quiero pensar que hay cierta continuidad en las claves de mis últimas obras. Mi libro más reciente es una antología de toda mi poesía amorosa publicada, Una mujer en todo el cuerpo, pero en realidad los últimos originales son Palabrota poeta y Las calmas aparentes. Poesía y novela, respectivamente, pero creo que subyace en ellos una concepción de la poesía y de la literatura como obra de lenguaje y de la escritura como lucha con las palabras y los significados. Por supuesto que pervive mi idea de que la poesía es un género de ficción, que cultivo a través del correlato objetivo, el monólogo dramático, la ironía y la intertextualidad.
¿Qué autor o autora te inspira?
Desde luego que uno solo, no. Es oportuno recordar aquí aquello que decía José Emilio Pacheco: «No leemos a otros: nos leemos en ellos» lo que evoca a Azorín y su concepción de los clásicos como reflejo de nuestra sensibilidad cambiante. Hay textos de Fonollosa, Félix Grande, Gamoneda, Pound, Yeats, Auden, Stevens, Pessoa, Cavafis, Barthes, Calvino, Brecht, Borges, Alonso Quesada, Luis Feria, Lihn, Hahn, Huidobro, Szymborska, José Emilio Pacheco, Aridjis, Talens, Pablo de Rokha, Parra, Juarroz, Gelman, Vallejo, Catulo, Propercio, Tibulo, Marcial, Juvenal, Mutis, Sabines, La guerra civil en Francia de K. Marx y El Estado y la revolución de Lenin, que sigo releyendo con deleite.
Un poema, una novela, un cuento
— Un poema: a lo largo de mi vida, ha habido numerosos poemas que han jugado un papel relevante en mis sentires. Ahora mismo, tengo colgado en mi dormitorio un poema de Roberto Juarroz:
«Me inquieta al dormirme
la posibilidad de no encontrarme al despertar,
pero me inquieta más todavía
la posibilidad de no encontrarte.
Me inquieta al dormirme
la posibilidad de que nos sustituyan
mientras duermo.
Pero me inquieta más aún la posibilidad
de no reconocernos cuando despierte.
Me inquieta al dormirme
la posibilidad de que al despertar
nada corresponda con nada,
ni siquiera tú conmigo.
Pero me inquieta más todavía
la posibilidad de que a ambos nos borren el pasado
y tú y yo no hayamos existido nunca».
— Una novela: con respecto a la novela, El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, la madre de todas las novelas, pero me cuesta no citar Cien años de soledad.
— Un cuento: lo mismo me ocurre con el cuento: tengo a Borges, tengo a Cortázar, pero si tengo que decir uno, que sea Monterroso, al que siempre he considerado poeta.
Una obra de teatro, un guión cinematográfico
— Una obra de teatro: La tempestad, de Shakespeare: «Somos de la misma sustancia de los sueños».
— Un guión: me encanta el cine de ciencia ficción que crea mundos distópicos verosímiles en los que no se rompe el lazo entre lo real y lo posible. De ahí mi predilección por The Matrix (1). Que exista un mundo virtual que solapa el mundo real, con parlamentos en los que reside la soberanía popular y con políticos que representan a sus votantes es realmente sugerente. Claro, la realidad es más oscura. En la película y fuera de ella.
Proyectos
Evidentemente, el principal, vivir. No obstante, la literatura ocupa un lugar destacado en mi vida. Ahora mismo estoy revisando los textos que conformarán mi próximo poemario. No hay fecha por tanto de salida, lo que no me preocupa. Humildad y espíritu autocrítico son buenos acompañantes en el proceso escritural.
¿Qué personaje de DRAGARIA serías?
En mi primer libro, Sea de quien la mar no teme airada, se pueden leer estos versos: «así las cosas/ que no me sobrevivan los poemas/ que no me concedan una parcela/ en el parnaso una necrológica/ del pen club/ una edición póstuma de rico en cátedra/ el suplemento de el país/ el frontis de un liceo/ y un doctorado honoris causa/ como a mioçid/ por mi luenga lengua/ dos veces muerto/ cum laude”. Y como sigo con la misma idea, supongo que habrá un Platón que me expulse de esta ínsula, como es de rigor para poetas y gente de mal vivir. En definitiva, un poeta camino del exilio.
Federico J. Silva (Las Palmas de Gran Canaria, 1963) es licenciado en Filología Hispánica y profesor de Lengua Castellana y Literatura en el IES Lila del Valle de Jinámar. Ha publicado once libros de poesía y una novela y ha obtenido el Premio Hispanoamericano de Poesía Dulce María Loynaz 2004, concedido por la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias, y el Premio Literario de Poesía Tomás Morales 2004, otorgado por el Cabildo de Gran Canaria y la Casa Museo Tomás Morales. De 2000 a 2003 ejerció de profesor de español en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, y de mayo de 2004 a octubre de 2006 trabajó en los medios de comunicación, primero en el periódico El Mundo/La Gaceta de Canarias, donde fue jefe de sección, y posteriormente en la Agencia Canaria de Noticias (ACN Press). Obra poética: Sea de quien la mar no teme airada (El Museo Canario, 1995), La luz que nos hiera (Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, 1996), A un amar adverso (Cabildo de Gran Canaria-Casa Museo Tomás Morales, 1996), Ultimar en tus brazas (Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, 1998), Bestiario de la implicitación (Las veladas de Monsieur Teste, 2000), El crimen perfecto (Anroart Ediciones, 2005), Donde menos se piensa salta el gatoliebre (Ediciones Baile del Sol, 2005), Este hombre que está junto a ti al borde extático del precipicio (La Página Ediciones, 2005), Era Pompeia (Cabildo de Gran Canaria-Casa Museo Tomás Morales, 2005 – Ediciones Vitruvio, 2012), Palabrota poeta (Ediciones Vitruvio, 2014) y Una mujer en todo el cuerpo (Ediciones Vitruvio, 2015). Ha colaborado en varias antologías: Poesía canaria actual (A partir de 1980) (Ediciones Idea, 2010), 20 del XX, Poetas de Islas Canarias (La Otra Libros, México, 2011). Y en prosa ha editado Las calmas aparentes (Baile del Sol, 2015).