Esta autora madrileña lleva viviendo 14 años en la isla de La Palma, concretamente en Breña Baja. Licenciada en Ciencias jurídicas, ejerce de redactora en una editorial de ese ramo y es además mediadora familiar. Dice que escribe en cualquier parte, incluso haciendo labores domésticas. Su última obra publicada, Érase de una vez (Enkuadres, 2016), consta de ochenta y tres microrrelatos.
Tres claves de tu último trabajo
Érase de una vez son microrrelatos que tratan sobre la vida y la muerte, el amor, el desamor, lo que nos ocurre a diario, en lo que reparamos y en lo que no. Creo que la clave principal es mi forma de ver las cosas; otra clave podrían ser los sentidos, mis textos tienen algo de sinestesia; y por último diría que encontrar el lugar por el que la realidad se rompe es otra de mis obsesiones. Por dónde se rompe y se transforma en otra cosa. Me interesan mucho los diferentes puntos de vista, cómo cambia todo según cómo lo miremos o la interpretación que le demos. No creo en la realidad como algo objetivo.
¿Qué autor o autora te inspira?
Es difícil dar un solo nombre. Patricia Esteban Erlés es un referente claro en mi inspiración y, aunque ella es mucho más gótica que yo, su voz me acompaña mucho. Lo mismo me pasa con Ángeles Sánchez Portero, por su uso de las metáforas y la vida que es capaz de darle a los objetos. Hay otros autores que si los leo me llevan directamente a escribir, como Eloy Tizón, Carlos Frontera o Daniel Monedero. Quizá porque tienen una voz que me arrastra bastante, no sabría decir. Pero si los leo, mejor hacerlo con una libreta cerca.
Un poema, una novela, un cuento
— Un poema: Un poema sin título, de Elsa López, de su libro Al final del agua, un poema de amor en que no importa el futuro, sino el estar el uno para el otro. Termina así: «Sencillamente hermosa / esa historia de amor imprevisible. Con el tiempo aprendes que el amor no se agota y que hay personas en tu vida que van a estar siempre ahí y que más allá del desamor, no tienes que hacer nada, olvidar o no, no depende sino de la fragilidad o consistencia de lo vivido.
— Una novela: Enero, de Ángeles Sánchez Portero. Como dijo un lector de esta novela, «cura tus heridas y abre otras nuevas». A lo largo del duelo del protagonista de la novela te das cuenta de cómo aparecen tus propios miedos. Es una novela muy corta que se puede leer y releer casi del tirón y produce un montón de sensaciones.
— Un cuento: Cantalobos, de Patricia Esteban Erlés. Para mí es un cuento perfecto. Ya he dicho otras veces sobre ella que las palabras que utiliza, que son las mismas que utilizamos todos, están colocadas como si estuvieran en una fiesta de gala, con lámparas de araña, espejos, vestidos de seda. Brillan. Y en este cuento las palabras están colocadas con elegancia una detrás de otra, es un cuento que se paladea. Hay que leerlo para entender lo que digo, claro.
Una obra de teatro, un guion cinematográfico
— Una obra de teatro: Morir, de Sergi Bellbel. Hace años vi a una pequeña compañía de teatro interpretarla, mi padre era uno de los actores. En ella, con un pequeño detalle en cada historia, cambia todo, en este caso morir o vivir. Aunque al final vamos a morir todos, espero.
— Un guion: Mi vida sin mí (Isabel Coixet). Es un cuento triste, pero un cuento al fin y al cabo. A la protagonista le sale todo mal y bien. Me gusta la construcción de cada personaje, ella, su marido, el amante de la lavandería (ay, las lavanderías) con su casa vacía, la madre, la amiga obsesionada con las calorías. La historia no me la creo pero me la quedo.
Proyectos
Tengo unos cuantos proyectos que no terminan de arrancar porque en la vida hay muchas cosas, demasiadas, y poco tiempo. Tengo un proyecto conjunto con otro escritor y dos ilustradoras que ojalá algún día le demos salida y también trato de escribir relatos un poco más largos, en principio para explorar otras formas y luego, no sé, ya veremos. Mi proyecto más serio es vivir.
¿Qué personaje de DRAGARIA serías?
Una ballena que mira de lejos como una graja se posa en la punta de estrella de una araucaria. Porque no puedo decidirme cuál de los tres prefiero, me quedo con el conjunto y que ellos hagan su historia.
Ana Vidal Pérez de la Ossa (Madrid, 1973) estudió Derecho, trabaja como redactora en una editorial jurídica y es mediadora familiar. Ha publicado microrrelatos en diferentes antologías: Cuéntame una ilustración (Editec@red), Primavera de microrrelatos indignados 2012 (Acen), De Antología, la logia del Microrrelato (Talentura), 201 Antología de microrrelatos (Altazor), 69, Antología de microrrelatos eróticos II (Altazor), Perdone que no me calle (CCPC) y dos libros en solitario: Puntadas sin hilo (Las Puertas del Hacedor, 2013) y Érase de una vez (Enkuadres, 2016). (Blog).