Sánchez Vicedo acaba de publicar su primera novela, Las manos blancas (Siete Islas, 2018). Este jurista alicantino afincado en Gran Canaria asegura que se aficionó a la literatura a los trece años y que a los dieciocho empezó a escribir «relatos impublicables». «Un escritor no es más que un lector muy osado», afirma. Entre esos relatos que él mismo denomina «desechables» hay dos novelas: «La menos mala de las cuales publiqué yo mismo con Mister Amazon, que es el editor de los que no encuentran editor. Las manos blancas, en cambio, es la que en rigor merece definirse como mi primera novela por ser la única que ha superado un filtro profesional, veintiocho años después de mis primeros relatos. De mi lentísimo aprendizaje se infiere que soy un autor mucho más tenaz que talentoso», explica. Destaca que Gran Canaria es la isla de sus logros: «En ella saqué mi oposición, me enamoré de mi mujer, nació nuestra hija, y ahora veo publicada Las manos blancas», señala. Se confiesa deudor de Santiago Gil: «En su taller de escritura espabilé y recibí dos valiosísimos recursos: orientación y estímulo. Si no hubiese conocido a Santiago es probable que Las manos blancas, a día de hoy, siguiera siendo un proyecto pendiente». Le gusta jugar al ajedrez, «un hermoso pasatiempo», confiesa, «al que dedicaría tiempo y esfuerzo si no tuviera mi vocación literaria. También disfruto viendo de vez en cuando lo que entiendo por una buena película: una historia bien contada». Tiene una novela inédita y está trabajando en otra.
Tres claves de tu último trabajo
Las manos blancas es una novela de amor, dolor y esperanza, tres sentimientos que señalan la vida de cualquiera de nosotros.
¿Qué autor o autora te inspira?
Procuro aprender algo de todos los novelistas, con preferencia por los autores en lengua española, pero no pienso en ninguno cuando escribo. No obstante, me obligo a releer a viejos maestros como Cervantes, Galdós o Tolstói. Aprovecho la pregunta para decir que, a mi juicio, la inspiración no existe. Quizá se la confunda con la intuición, que es cosa distinta.
Un poema, una novela, un cuento
— Un poema: El viaje definitivo, de Juan Ramón Jiménez.
— Una novela: Guerra y paz, de Tolstói.
— Un cuento: El rastro de tu sangre en la nieve, de Gabriel García Márquez.
Una obra de teatro, un guion cinematográfico
— Una obra de teatro: Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo.
— Un guion: La diligencia. Aunque todos recuerdan al director, John Ford, y al protagonista, John Wayne, cabe destacar a Dudley Nichols, uno de los mejores guionistas de Hollywood.
Proyectos
Todo lo que leo y escribo sirve a mi único proyecto: el perpetuo aprendizaje del oficio de novelista, que entiendo como una continua exploración de la condición humana.
¿Qué personaje de DRAGARIA serías?
Un circunspecto personaje que hablase poco, escuchase mucho y pensara demasiado.
Juan Pablo Sánchez Vicedo (Elche, 1971) es funcionario de la Administración de Justicia y trabaja en el Tribunal Superior de Justicia de Canarias. Desde 1999 vive en la isla de Gran Canaria, donde se enamoró de una guiense con la que tiene una hija. Fue un efímero colaborador de los diarios Información, de Alicante, y Canarias 7, de Las Palmas de Gran Canaria. Las manos blancas, editada por Siete Islas, es su primera novela, aunque autopublicó en Amazon Carrero voló hace unos años.