Esta poeta chilena acaba de reeditar Alicia en llamas con la editorial canaria Cartonera Island y actualmente trabaja en un nuevo poemario con la guía de la chilena Nadia Prado, La horda, que verá la luz este año y supondrá su cuarto libro. Prepara también un taller de libro cartonero.
Tres claves de tu último trabajo
Las tres claves de La horda serían: poesía, voz, inconsciente.
¿Qué autor o autora te inspira?
Desde la escuela he tenido una presencia totémica de la poeta chilena y premio Nobel Gabriela Mistral. Y ello no es pura grandilocuencia. Durante la dictadura de Augusto Pinochet, Mistral fue censurada y su poesía fue simplificada, relegándola a icono de maestra rural, presencia materna y protectora de la infancia. Y no es que Mistral no fuera aquello, pero para mí su famoso poema «Piececitos de niño, / azulosos de frío, / ¡cómo os ven y no os cubren, / dios mío!» representaba la soledad de mi infancia en dictadura, en toque de queda, cuando nuestros padres estaban dedicados a la supervivencia de la familia y el rol del acompañamiento del niño estaba relegado a la escuela. Aunque el profesor de poesía de mi escuela primaria me llamaba «mi Gabriela», yo quería ser más que una piececitos azulosos, yo quería ser como Pablo Neruda. Con el paso de los años, esta presencia mistraliana se ha desarrollado en mí, y así como descubrí a la Gabriela Mistral, profesora rural, que tenía un gran desarrollo de la palabra y la escritura, opinante en política, y moderna, como una mujer, una figura de la poesía chilena cuyo manejo de la escritura es sin igual. Poco se ha investigado sobre ella, pero es cuestión de tiempo. Mistral era y es una mujer adelantada a su época. En mi trabajo con mi propia poesía, la lectura de su obra me ayuda enormemente en la búsqueda de mi propia voz. Voz, que según el filósofo chileno Pablo Marchant, es la voz robada a causa de la violencia, y que la poesía ayuda a rescatar.
Un poema, una novela, un cuento
— Un poema: Canto a mí mismo, de Walt Whitman. La primera vez que leí este texto me impactó sobremanera la sensualidad de hablar de sí mismo, como un ser vasto, completo, curioso. Su poesía ha influenciado a bastantes poetas de Latinoamérica, incluyendo a la propia Mistral.
— Una novela: El obsceno pájaro de la noche, de José Donoso. No es fácil la lectura de esta obra, una de las más aclamadas del autor, pero algunos de los pasajes por los cuales circula el personaje que la protagoniza me recuerdan mucho la infancia en la casa de campo que tenían mis abuelos. En mi infancia, el lugar donde yo vivía estaba en los márgenes de la ciudad y había una fuerte presencia de hacendados, huasos, agricultores, y personajes propios del realismo mágico.
— Un cuento: La bella durmiente, las tres versiones (Giambattista Basile, Charles Perrault, Hermanos Grimm). Desde que empecé a trabajar con mi poesía, he decidido tomar muchas imágenes de los cuentos populares. Así fue para Alicia en llamas, que se inspira en Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll; o En la boca del lobo, cuyas imágenes vienen de Caperucita Roja. Estoy trabajando en un proyecto de ilustración de este cuento, actualmente con la guía del ilustrador español Adolfo Serra.
Una obra de teatro, un guion cinematográfico
— Una obra de teatro: La negra Ester, de Andrés Pérez. En Chile hacer cultura es bastante difícil, si tu propuesta es innovadora. Pérez (1951-2002) fue uno de los grandes innovadores independientes en el teatro chileno. Esta obra es un musical, escrito en décimas por Roberto Parra, que Pérez adaptó para el teatro. Me encanta la manera en que la obra presenta una temática que en el Chile conservador de los años noventa atrajo a muchas personas al teatro. Dicen que decidió presentarla en zonas del margen de la ciudad, y a un precio que discriminaba entre gente pudiente (de pagar un valor más alto) y los vecinos de la carpa donde se presentaba.
— Un guion: Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, de Charlie Kaufman. He descubierto que muchas de las películas que me gustan tienen guiones de Kauffman. Me gustan mucho sus personajes, que en general están bastante atormentados en la búsqueda (o en la pérdida) de sí mismos.
Proyectos
Uno de los proyectos más apasionantes, además de la escritura, es el trabajo editorial que realizo en La Joyita Cartonera. Fundada en Chile en 2014, hemos publicado 13 títulos en poesía e ilustración. La Joyita forma parte del movimiento de editoriales cartoneras (como Cartonera Island) y gracias a ella he podido conocer a personas de muchas partes del mundo. He tenido la oportunidad de viajar a Brasil, Argentina, Reino Unido, y también por Chile, realizando lecturas, presentaciones de libros, y talleres de encuadernación. Actualmente estoy participando en el curso Introducción a la ilustración infantil, dirigido por Adolfo Serra.
¿Qué personaje de DRAGARIA serías?
Definitivamente yo sería una cartonera. En Chile, el cartonero es un personaje urbano que recolecta el cartón de la calle y lo vende para obtener ingresos. Con el proyecto de La Joyita, nos hemos convertido en un tipo de cartonero, pero fabricamos libros con el cartón (con el cual hacemos las tapas de los libros), y publicamos diversos autores.
Elizabeth Cárdenas Villalobos (Santiago de Chile, 1975) es poeta, ilustradora y encuadernadora. Es directora creativa de la editorial cartonera chilena La Joyita, fundada en 2014, trabajo que le ha permitido profundizar en el oficio de libro de artista y la ilustración. Gracias a su trabajo editorial, ha establecido alianzas con cartoneras de otros países en Latinoamérica y Europa. Ha escrito los poemarios En la boca del lobo (2014), Alicia en llamas (2015), Esa persona que llora en las vitrinas (2016) y La horda (en desarrollo). En 2015 publicó su primer libro ilustrado, Patio. Desde 2003 ha participado en diversos proyectos literarios, como revistas, fanzines y colectivos poéticos. Se ha interesado por la literatura emergente chilena, y está en constante búsqueda de autores para catálogo, tanto chilenos como de otros países.