Madrileña de nacimiento, Arantxa Rufo lleva años viviendo en Tenerife. Siempre ha vivido entre libros: «Yo era la niña rara que se sentaba en una esquina del patio con un libro entre las manos», evoca. Su segunda novela lleva por título Zed está muerto (autoedición, 2018), adentrándose en el género policíaco. «Lo raro no es que escriba, sino que tardara tanto en lanzarme a publicar, pues mi primer cuento lo escribí con diez años y desde entonces se puede decir que no he parado. No imagino una vida sin literatura», señala.
Tres claves de tu último trabajo
Es un thriller policíaco que refleja algunas de mis obsesiones habituales. La primera, unos personajes alejados del blanco y el negro en su caracterización. El mundo se mueve en una escala de grises y yo quiero representar eso: el malo de la historia como protagonista, asesinos que no son tan malvados o tienen sus propios motivos; buenos que ocultan secretos o que se mueven por motivaciones egoístas. Estas motivaciones son otra de las claves de mis novelas, sobre todo una: la venganza. Ese deseo capaz de mover al ser humano en cualquier dirección. Una venganza fría y calculada o una venganza en caliente. A veces, la simple venganza de la supervivencia. Y la tercera clave, como thriller policíaco que es, la convivencia entre acción e investigación. Esta novela no trata solo de descubrir al asesino, sino de sobrevivir a ese descubrimiento.
¿Qué autor o autora te inspira?
l primero de la lista debe ser Stephen King: me parece uno de los mejores escritores de la actualidad mucho más allá de la temática de sus obras. Es un escritor con una capacidad inigualable para dotar de profundidad a sus personajes. Consigue que te identifiques con personas que viven situaciones irreales, lo que es mucho más difícil que en una novela realista. Otra autora que admiro es Toni Morrison, su capacidad para mezclar la durísima realidad de lo peor del ser humano con la belleza insuperable de su lenguaje. En español, me declaro fiel seguidora de Víctor del Árbol, principalmente por el cuidado del lenguaje que reflejan sus obras y por las historias que, por muy tristes y duras que sean, él describe con imágenes tan bellas que son capaces de estremecer al lector.
Un poema, una novela, un cuento
— Un poema: Lanzar los dados, de Charles Bukowski. Este autor, conocido por sus poemas sobre el alcohol, el sexo y la mala vida en general también escribió poemas como este, en el que habla de la soledad, la dedicación necesaria y las consecuencias que sufre todo aquel que quiere dedicarse a una pasión.
— Una novela: me resulta imposible elegir una sola, pero voy a decir Grandes esperanzas, de Dickens, porque la descubrí el año pasado y tumbó todos los prejuicios que podía tener sobre ella y sobre el autor, porque me demostró una vez más que hay que acudir a los clásicos todo lo que se pueda, que por algo lo son.
— Un cuento: No soy una gran lectora de cuentos, pero sí soy una gran admiradora de Bradbury, y aunque lo prefiero en sus versiones más largas, voy a señalar aquí la recopilación El hombre ilustrado. Fantasía y misterio escritas con el lenguaje más bello del mundo
Una obra de teatro, un guion cinematográfico
— Una obra de teatro: Un marido de ida y vuelta, de Enrique Jardiel Poncela. Cuando tenía 17 años, realizamos en el instituto una representación de este texto, y fue entonces cuando descubrí a este increíble escritor. No tardé en leer casi toda su obra y, si bien ahora prefiero otros textos más que aquel, guardo un especial cariño hacia Un marido de ida y vuelta por haber sido la primera.
— Un guion: Pulp fiction, de Quentin Tarantino y Roger Avary. Un guion que representó un giro radical al cine en su momento, frases que quedaron para la historia, una estructura totalmente nueva y personajes que se han convertido en icónicos.
Proyectos
En este momento me encuentro a punto de comenzar la revisión de la que será mi tercera novela. Todavía sin título, se trata de la continuación de mi primera obra, En el punto de mira (autoedición. 2016), con vistas a su publicación a lo largo del año 2020.
¿Qué personaje de DRAGARIA serías?
Un girasol, quizás, anclada a la tierra pero siempre mirando al cielo, perdida en mis fantasías de luz.
Arantxa Rufo (Madrid, 1979) estudió un graduado como técnico superior de sonido en Madrid, pero en la actualidad trabaja como informática y diseñadora gráfica en una empresa especializada en diseño web.
Ha publicado dos novelas: En el punto de mira (autoedición, 2016) y Zed está muerto (autoedición, 2018). (Web).