«Mucha gente, cuando lee el título de mi libro Nevus de Ota», explica Ainara, «va a buscar su significado. Me han dicho que suena a exótico, a apodo extravagante, a nombre procedente de África. Pero es una mancha cutánea y también un pseudónimo de escritora luchadora, un puñetazo que alguien me había dado inventado por muchos y rímel corrido inventado por otros». Este joven promesa de la literatura canaria asegura que «hoy sigue siendo el principio»: «Una mancha que dejé de intentar quitarme con láser en una clínica de Bilbao. Y el final, por ahora, es un libro». Maestra de vocación, uno de sus objetivos es seguir creando, escribiendo y prestando atención de cuanto la rodea.
Tres claves de tu último trabajo
El título es una de las claves: el nevus de Ota es una enfermedad cutánea, aunque yo jamás lo denominaría como tal. Para mí fue una mancha que tuve que esconder toda una adolescencia, llevando el pelo siempre en la cara. Fue la vergüenza, los prejuicios de los otros, mi desencanto y las historias inventadas de los demás para dar una respuesta antes de formularme a mí la pregunta, muchas veces porque no permitía que se me preguntara. Ahora ya no tengo ese complejo, no la escondo y mi último trabajo no deja de ser ese cúmulo de vivencias que guardas celosamente hasta que decides que está mucho mejor si lo expulsas. Y qué mejor que con palabras. El leitmotiv que unifica toda la composición sería otra de las claves, y es la infancia. Hay una película maravillosa de Denis Villeneuve llamada Incendies donde uno de los personajes dice que «La infancia es un cuchillo clavado en la garganta». El poemario reúne todas esas experiencias vividas en una niña que se ha clavado el cuchillo sin querer en la garganta, un lugar conflictivo, y que inexplicablemente tiene miedo de decírselo a sus padres porque piensa que ha hecho algo malo. Así que intenta sacárselo por su cuenta, con cuidado, sin poder evitar lo escandaloso de la sangre y de la herida aparatosa que vendrá después.
¿Qué autor o autora te inspira?
Toda inspiración es alguien que intenta decirte algo y todos tenemos algo que decir. Afortunadamente, algunos dicen cosas que verdaderamente merecen la pena. He encontrado inspiración escuchando conversaciones de refilón, en redes sociales, en tardes cuidando a mi abuela, en el supermercado, en discusiones de muros de Facebook, en comidas familiares. No tendría espacio para agradecer a todas las personas que me han hecho replantearme cosas importantes, principalmente porque muchas de ellas ni lo saben.
Un poema, una novela, un cuento
— Un poema: Hombre preso que mira a su hijo, de Mario Benedetti.
— Una novela: Big Brother, de Lionel Shriver.
— Un cuento: Los crímenes de la calle Morgue, de Edgar Allan Poe.
Una obra de teatro, un guión cinematográfico
— Una obra de teatro: Agosto, de Tracy Letts.
— Un guión: Léolo, de Jean-Claude Lauzon.
Proyectos
Sigo escribiendo. Como decía Bukowski: «Escribir sobre las cosas me ha permitido soportarlas». Tengo pendiente El fin del mundo está en su cabeza, una obra a la que aún le estoy dando vueltas de campana.
¿Qué personaje de DRAGARIA serías?
La chica a la que preguntaron qué tres cosas se llevaría a una isla desierta, pero solo se preocupó porque la isla en cuestión fuese San Borondón.
Ainara Oleaga Gutiérrez (Santa Cruz de Tenerife, 1991) es graduada en Magisterio. Gana el LuchaLibro de improvisación literaria en 2013, cuyos textos fueron publicados por la editorial Baile del Sol. Ha publicado el libro Nevus de Ota (Algani, 2016). Colabora con The Cultural, revista en la que publica varios artículos. Otros proyectos: Cuentos para niños espaciales, El fin del mundo está en tu cabeza y 1º B, cómic en colaboración con el ilustrador canario Renzo Ferrer.
