Niño en librería

Las navidades son un filón de ventas anuales para comerciantes, y para el mundo de la hostelería, aunque sin duda son casi todos los sectores los que se benefician de estas fechas festivas. El mundo literario también se ve incrementado en presentaciones, promociones, firmas de libros. Los museos, bibliotecas, locales que normalmente se usan para hacer presentaciones se ocupan desde primeros de noviembre y hay listas de espera. Las librerías también se convierten en un espacio de encuentro entre escritores y púbico en general y por tanto el trabajo que se realiza en estas fechas es a destajo.

Muchos trabajan hasta 16 horas diarias para tener todo a punto y servir las demandas, no solo de sus clientes habituales, sino de los que se acercan buscando alguna novedad que regalar. Los lectores grandes y mayores incluyen más de una obra en sus cartas y deseos, pero no cabe duda de que los pequeños de las casas son los más afortunados. La Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal), que reúne a 1.600 librerías en toda España, asegura que se venden más libros infantiles en navidades que en otra época del año. Los libros destinados a los lectores más jóvenes han logrado lo que hoy es un mérito: sostenerse, o al menos, parar la caída del sector.

También el sector juvenil se ha mantenido como fenómeno en 2017. Algo que surge como novedad ante 2018 es la poesía destinada al público joven, pues se espera que este género abra una nueva vía de esperanza en el sector literario. Quizá hay quienes apuntan que en esto tienen algo que ver las redes sociales y la poesía que circula por ellas, pero el hecho es que se plantea como un reto que las editoriales están dispuestas a asumir.

Capeando la crisis

«los escritores de literatura infantil y juvenil tenemos el reto de hacer buena literatura para los lectores más exigentes»

En el sector hay amplia coincidencia en que se está experimentando un leve aumento en las ventas de literatura infantil desde el inicio de la crisis en 2008.  De hecho, sostienen nuestras fuentes, es el género que mejor ha sobrevivido. Una prueba es que las grandes editoriales han desarrollado más sus sellos infantiles en estos últimos años.

El cómic ha sido uno de sus baluartes. La escritora grancanaria Sandra Franco, una de estas especialistas en literatura infantil y juvenil (LIJ), afirma que este fenómeno ha irrumpido «con una gran calidad, tanto en lo que es la edición del libro, como los autores. De alguna forma están comiquizando muchos libros de narrativa. También está aumentando el libro álbum. El desarrollo de la tecnología, del color y el troquelado hace que aumente mucho el consumo de buenos libros a precios asequibles, la mayor parte fabricados en China».

La escritora María Luisa Ortega Leonardo recuerda que estas fechas navideñas son siempre una alegría por el aumento de ventas de cualquier tipo de literatura, «y la dedicada a los niños y jóvenes también disfruta de esta buena suerte al ser el libro siempre un buen regalo». Confiesa también, como docente, que desde la escuela se anima a las familias a que incluyan entre los regalos navideños algún ejemplar de títulos y temas que sean del interés de los chicos y chicas. «Lo importante es que se lea. Y los escritores de literatura infantil y juvenil tenemos el reto de hacer buena literatura para los lectores más exigentes».

¿Pero qué se lee?

Para algunas voces no basta con que se venda más literatura infantil, hay una preocupación por el tipo de lectura que está llegando a los más pequeños de las casas. Por ejemplo, Luis Pérez Aguado, otro escritor especializado en el género, entiende que la demanda de libros infantiles «está orientada por padres o personas en muchas ocasiones carentes de criterio y por editoriales que se benefician de cuanto vehiculan los medios de comunicación de masas. Parece que se compran más libros. Puede que, en porcentajes estrictos, hoy leamos más, no importa qué en cuanto a la calidad de los textos. Lo que, desde luego, no significa que vivamos culturalmente en el mejor de los mundos posibles». Pérez Aguado considera que la lectura debería ser la primera forma de ocupación del ocio, pero «sigue sin contar en nuestra sociedad con una suficiente cualificación en la escala jerárquica de valores; no debe extrañarnos, pues, que los niños no acudan a ella en el porcentaje que debiera».

Pérez Aguado insiste en que si el contacto no es el adecuado o si este se corta al terminar el periodo escolar, «la pérdida sufrida es grave y a menudo irreparable. Es necesario que la Consejería de Educación se implique verdaderamente en los centros escolares, dotando bibliotecas y creando la figura de profesor bibliotecario, que se encargará de dinamizarla y realizar, entre otras, muchas actividades, encuentros con los autores».

«Veo una inclinación casi furiosa por leer exclusivamente sagas de moda o vinculadas a fenómenos televisivos o vitales»

Todos los autores consultados coinciden en que los libros son esenciales para que los menores gocen plenamente de su niñez, pero también en que es preciso que el contacto con los libros sea el adecuado. En ese sentido, a Miguel Aguerralde le preocupa no solo como escritor, sino como docente, el hábito de lectura de sus alumnos. «Veo una inclinación casi furiosa por leer exclusivamente sagas de moda o vinculadas a fenómenos televisivos o vitales, del estilo de Gerónimo StiltonEl diario de Greg o más recientemente los libros del youtuber Vegetta777. Se genera en los menores un hábito lector pero muy limitado, sesgado, y especialmente alejado de la literatura juvenil e infantil de calidad que ha abundado desde siempre en nuestro país». Añade, además, que en nuestras islas es un género «especialmente afortunado, trabajado con cariño y dedicación por algunos de nuestros mejores autores y autoras».

«la sociedad está premiando el éxito rápido y sin esfuerzo y en ese contexto ha caído la buena literatura»

Víctor Álamo de la Rosa, por su parte, sostiene que no debería dar miedo «volver a la literatura buena y a los clásicos en la escuela. Hay que exigir un proceso de rehumanización de las aulas y que la lectura y la escritura vuelvan al currículo educativo con fuerza y suficientes horas lectivas en todos los cursos». Al autor de Omar, el niño cangrejo, le «apena» el descenso general en las calidades de los libros que suelen darse a leer a los niños y jóvenes, «nivelando por abajo». Álamo de la Rosa considera que «la sociedad está premiando el éxito rápido y sin esfuerzo y en ese contexto ha caído la buena literatura, como si ya diéramos por hecho de antemano que un pibe de ahora no puede leer un lenguaje superior. Los profesores se decantan por libros facilitos y poco a poco el nivel se va aplanando y esos lectores estarán convencidos de que leer es sinónimo de leer bestseleruchos. Cero exigencia artística, literaria. Me gustaría pensar que las letras volverán al centro de la educación. Debemos exigir que vuelvan a leerse libros de verdad, textos cuya elaboración artística necesita páginas y no el breve espacio de un post o de un tuit».

«Me parece fantástico que se le dé relevancia a los autores y autoras canarios, pero creo que el esfuerzo se debe hacer sobre todo para conocer la literatura universal»

La poeta Silvia Rodríguez, siguiendo casi la línea planteada por Álamo de la Rosa, cree que podría haber clubs de lectura en los colegios para que los estudiantes tengan la rutina de compartir autores de modo colectivo, y así de alguna forma crear el hábito de continuarlo en la intimidad. En este sentido, entiende que también ha de ampliarse las miras: En BUP leíamos a Benito Pérez Galdós para trabajos de literatura, también a los poetas Alonso Quesada, Tomás Morales o a Saulo Torón. Me parece fantástico que se le dé relevancia a los autores y autoras canarios, pero creo que el esfuerzo se debe hacer sobre todo para conocer la literatura universal y encontrar en ella un lugar para el conocimiento, la libertad de las ideas y la revolución del espíritu», señala. Igualmente, defiende que «en esa nómina canaria se pueden introducir nuevos valores contemporáneos que tengan esa trascendencia inequívoca en el tiempo».

Sin embargo, la escritora de literatura juvenil Mélani Garzón es de la opinión de que se deberían incluir más autores canarios en las escuelas. «No tanto por el hecho de ser canarios, sino por dar la oportunidad a los lectores de conocer a los escritores. En la sociedad de hoy en día es muy fácil ignorar y criticar, al vivir tanto tiempo detrás de una pantalla, sin embargo cuando una persona joven conoce a un autor, lo humaniza y se preocupa por conocerlo tanto a él como a su trabajo, y no se limita a juzgar sin más».

También Moisés Morán Vega resalta como aspecto importante la participación de las escritoras y escritores canarios en los colegios aunque observa que, «en muchos casos, los centros escolares e institutos no tienen ni idea de quiénes somos y quizás la Consejería de Educación debería hacer un pequeño esfuerzo para darnos a conocer a los escritores que escribimos novela infantil y juvenil».

Responsabilidad y valores

Si hay algo en lo que sí están todos de acuerdo es en que los escritores de LIJ han de tener un cuidado especial por la responsabilidad que conlleva la transmisión de valores, el fomento de la lectura y la competencia con las nuevas tecnologías y las nuevas formas de comunicación.

Para Aguerralde, escribir literatura infantil y juvenil «es todo un desafío, ya que está vinculada al que con toda seguridad es el público más exigente. Los jóvenes lectores pueden no tener muy claro lo que les apetece leer, pero desde luego detectan enseguida lo que no les gusta». Al respecto, le gustaría que menores y adolescentes se acercaran al libro como un acto de diversión, de placer y de disfrute íntimo, «en absoluto vinculado a la lectura obligada en la escuela. Que el chiquillo o chiquilla entre en la biblioteca o en la librería como si fuera a un parque de bolas, que se le permitiera pasear, probar y escoger uno, dos, docenas de cómics, libros de cuentos y novelas que le piquen la curiosidad. No debería ser tan difícil. Al fin y al cabo leer es imaginar y en eso ellos son los campeones».

«induce a personas llenas de buena voluntad a creer que las obras literarias admiten menores niveles de calidad cuando se dirigen a unos ciudadanos menores de edad»

Pérez Aguado estima que cuando el autor crea una obra destinada a los niños, el adjetivo infantil le arrastra a una especie de gueto, «el mismo en que los niños se encuentran, quedando diluido y olvidado cuanto de literario existen en ella. Cuando se hace crítica literaria se hace con esa especie de guiño de complicidad y paternalismo que algunos adultos suelen utilizar cuando hablan con los niños». Sostiene que al autor se le plantea a veces «problemas de identidad». Hay ocasiones en que no se le pide que haga «buena literatura, sino que asuma las funciones de amanuense anónimo, ya que, al ir dirigidas las obras a ese sector infantil se pretende que los valores morales, pedagógicos y religiosos ocupen el primer puesto a la hora de valorar una obra literaria para niños. Esto induce a personas llenas de buena voluntad a creer que las obras literarias admiten menores niveles de calidad cuando se dirigen a unos ciudadanos menores de edad».

Competir con la Factoría Disney, los videojuegos y la tecnología «es francamente difícil, cuando se trata de motivar y entusiasmar a un niño o a un joven», apunta Ortega Leonardo. La autora propone al escritor de LIJ «buscar buenas historias capaces de enganchar a lectores tan exigentes. Los colores, ilustraciones, actividades lúdicas que acompañan al libro deben ser un plus para conseguir esa difícil motivación hacia la lectura».

«Educación organiza el Congreso de Jóvenes Lectores y Escritores de Canarias, pero los colegios e institutos tienen que comprar ellos los libros porque no existe una partida específica»

Garzón explica cómo, en su caso, para intentar llegar al público más joven procura moverse por actos donde sabe que habrá mayor afluencia, como en festivales de manga, por ejemplo, y aunque reconoce que sus libros «no poseen una prosa insuperable ni son novelas escritas para cambiar el rumbo del mundo», considera que son «ese primer engranaje para que el público joven, que por algún motivo aún es reticente a leer, se anime a empezar».

Morán insiste en destacar la introducción de la novela infantil y juvenil en los centros escolares, «dotarlos de un presupuesto específico para la compra de libros de literatura infantil y juvenil, ya que en la mayoría de los casos no tienen una partida específica para la adquisición de este tipo de libros». El escritor recuerda que la Consejería de Educación organiza el Congreso de Jóvenes Lectores y Escritores de Canarias, «pero lo curioso es que los colegios e institutos que quieran participar tienen que comprar ellos los libros porque no existe una partida específica dentro del programa para poder participar y esto retrae, en muchas ocasiones, a los centros a participar en el congreso porque no tienen dinero para la compra de los libros».

Planes y proyectos

Tanto el Gobierno central, como el canario, han puesto en marcha planes de lectura y escritura dirigidos a las escuelas y centros de enseñanza secundaria. El Ministerio de Cultura presentó este año el nuevo Plan de Fomento de la Lectura 2017-2020 (PDF), que bajo el lema Leer te da vidas extra, es una de las medidas contempladas en el Plan Cultura 2020. Este plan propuesto por el Observatorio de la Lectura y el Libro busca estimular el gusto por los libros entre el público infantil y juvenil, la población con alguna clase de discapacidad, los segmentos de la sociedad que tienen dificultades en el acceso a la lectura y, en general, aquellos con índices de lectura más bajos. También se plantea como objetivo mejorar las competencias lectoras.

Por su parte, el Gobierno autónomo también ha desarrollado un Plan Lector. Este proyecto educativo incorpora los criterios generales para el tratamiento de la lectura y la escritura en todas las áreas y materias del currículo que deben ser incluidos posteriormente en la elaboración de las correspondientes programaciones didácticas o, en el caso de la educación infantil, propuestas pedagógicas que están disponibles para consulta (PDF).

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