En la isla de…

Elizabeth López Caballero

Elizabeth López Caballero  (Las Palmas, 1985). Es profesora especialista en Audición y Lenguaje,  y Mediadora. Además, preside la Asociación Contra el Acoso Escolar de Las Palmas  (ACAELP). Es autora de ‘Sí, los ángeles también lloran’, ‘En tierra de demonios’ y ‘La niña de la luna’, en esta última aborda el tema del ‘bullying’. También es colaboradora de ‘La Provincia’, donde publica artículos de opinión en su columna: ‘El lápiz de la luna’.

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Llevo desde el jueves pasado atrapada en Robin Island, pasando el luto de un marido que no es el mío. Sufriendo ataques de ansiedad que no son típicos en mí y siendo el ojo que todo lo ve a pesar de lo respetuosa que me considero. ¿O no? Quizá no era yo, quizá me devoró la novela en lugar de devorarla yo a ella. ¡Sí!, realmente fue así. No estuve en Robin Island, estuvo Alice. Estuve en La isla de Alice de la mano de Daniel Sánchez Arévalo y terminé por creerme la mentira, como casi todos los protagonistas de esa estupenda aventura que me ha atrapado por completo durante casi una semana. Lo siento por el vacío que han podido sentir mis seres queridos, pero no pude evitar ser presa de la kafkiana historia de Alice, de Chris y de muchos otros personajes a los que espié. Sí, espié, porque La isla de Alice tiene mucho de Orwell y 1984. 

'La isla de Alice', de Daniel Sánchez Arévalo

Esta novela fue finalista del Premio Planeta 2015 y yo me suelo fiar más, en este caso, de los finalistas que de los ganadores. Pero no sé muy bien por qué motivo, a pesar de tenerlo en mi lista de lecturas pendiente, no fue hasta la semana pasada que me acurruqué en él, ¡y qué gran elección! No pretendo hacer spoiler con este breve artículo/reseña porque considero que es un libro que debe rumiar cada uno de ustedes. Una novela, sin lugar a dudas, imprescindible. Tampoco voy a hablar de lo bien escrita que está, ¡que lo está! Ni del arte con el que Sánchez Arévalo consigue hacer que todas las piezas de su historia encajen a la perfección. Más bien quiero reflexionar sobre los temas que aborda en ella, pues hay una pregunta que me atormenta desde las primeras páginas: ¿Hasta dónde sería capaz de llegar para descubrir una mentira? Bueno, en realidad son muchas las preguntas que me rondan, porque cuando descubrimos que alguien a quien amamos nos ha mentido, perdemos el norte intentando descifrar la farsa. Pero ¿realmente queremos descubrir la verdad o huir de ella? La mentira. Porque ese es uno de los temas de la trama: ¿qué nos lleva a mentir?, ¿qué tipos de mentiras hay?, ¿cuáles son justificables?, ¿dónde está el límite de contar la mentira y creernos la mentira?, ¿cómo salir de la mentira? Y lo peor: ¿somos todos una gran mentira que nos reinventamos día a día? Pero no es este el único tema interesante al que hace alusión Sánchez Arévalo.

«es el reflejo de cada uno. De las luces y sombras que nos acechan en los rincones de nuestra alma. De nuestros miedos y de nuestras miserias»

Es un tratado también de la infidelidad. ¿Por qué somos infieles? ¿Cómo ganar la batalla entre el deseo hacia una persona y el respeto hacia tu pareja? ¿Por qué elegimos la infidelidad? ¿Por qué elegimos la fidelidad? ¿Cuál es el acto egoísta: la infidelidad por el daño que le ocasionamos al otro o la fidelidad por el que nos causamos a nosotros mismos? La isla de Alice es el reflejo de cada uno. De las luces y sombras que nos acechan en los rincones de nuestra alma. De nuestros miedos y de nuestras miserias. De todo eso que queremos esconder y que hacemos de puertas para adentro, donde nadie más nos ve. Pero, ¿y si nos vieran? Acabo de darme cuenta del halo pesimista que tiene este escrito, pero no. La novela está dotada del gran sentido del humor de Alice, con quien empatizarás muy rápido –con ella y con sus monólogos internos-, porque ¿acaso hay alguien que nos pueda boicotear, mentir o fallar más que uno mismo? La isla de Alice te dará las respuestas.

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