Las conexiones tardías: Agustín Espinosa en Brasil

Samir Delgado

Samir Delgado (Las Palmas de Gran Canaria, 1978) ES licenciado en Filosofía por la Universidad de La Laguna y en Maestría de Investigación en Prácticas Artísticas y Visuales por la Universidad de Castilla-La Mancha. Fue becario de las Colecciones y Archivos de Arte Contemporáneo de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, así como diploma en Archivística y Biblioteconomía del Gobierno de Canarias. Como autor ha escritor numerosas obras ensayísticas y poéticas, entre las que destacan ‘Banana Split’ (XXIV Premio de Poesía Emeterio Gutiérrez Albelo, 2010), ‘Galaxia Westerdahl’ (Premio Internacional de Poesía Luis Feria de la Universidad de La Laguna, 2014) y la colección de cuentos ‘Los jardines imposibles’ (premio Milenio del Reino de Granada, Fundación Andalusí, 2013).

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La literatura ha sido siempre un puente para las conexiones tardías. A través del tiempo un libro puede transportar entre sus páginas la esencia de los lugares más allá de las fronteras del mapa. Esa es una de las maravillas del patrimonio universal del lenguaje en todas las culturas, las voces que habitan los libros sobreviven a pesar del impacto generalizado de las nuevas tecnologías que han puesto una fecha de caducidad a los textos en papel.  

Y precisamente en las Islas, por su peculiar ubicación geográfica, la tradición de los libros ha significado la posibilidad de que sus escritores puedan ser reconocidos en lugares lejanos como un hallazgo ejemplar de la variada riqueza de las expresiones literarias en español. Por eso mismo también una razón para justificar, con pruebas reales, la existencia de una tradición literaria propiamente canaria, se evidencia en el hecho de que libros canarios con siglos de diferencia en su devenir histórico pueden ser una referencia ideal de contraste para el intercambio de paralelismos con otros de similar época en lugares remotos. La literatura puede ser un espacio transfronterizo que atesora las raíces de muchos tipos de creación humana.  

De hecho la reciente publicación en Brasil de unos textos de Agustín Espinosa a cargo de Munganga Edições, bajo la autoría de los jóvenes brasileños Victor H. Azevedo y Ayrton Alves, pone de manifiesto que el azar juega mayormente a favor de la historia de las literaturas en el mundo. Nos encontramos en vísperas de la celebración del Día de las Letras Canarias que este año se dedicará a la figura del tinerfeño Agustín Espinosa, autor reconocido como uno de los exponentes más singulares de la vanguardia surrealista de los años de la segunda República, y la sorpresiva edición en Brasil de una plaquette con la Oda a Maria Ana y los poemas a Mme. Josephine del autor de la aclamada novela Crimen, significa a todas luces que la actualidad de principios de los años treinta del siglo pasado sobrevive de algún modo en las páginas de la pequeña y joven editorial brasileña en pleno siglo veintiuno.

Esta es la magia poética de la tradición entendida como un horizonte común de libre pertenencia y no tanto a la manera errónea de un fósil del pasado que debe ser rescatado in extremis. Los surrealistas canarios de la revista Gaceta de Arte señalaron el rumbo a seguir de un cosmopolitismo internacional que las nuevas generaciones de entonces podían asumir como un futuro prometedor donde el arte y la cultura representaban una forma genuina de progreso ciudadano. Luego llegó la dictadura franquista con su terrible yugo y la desmemoria de la transición democrática, sin embargo todavía gracias al empeño de numerosos autores en las islas, diseminados entre las universidades y las instituciones culturales del archipiélago, se ha podido hacer justicia con el rescate de los ideales de la literatura canaria en los años de la república. Y esa es otra de las riquezas de la tradición, la del reconocimiento necesario de quienes han promovido el estudio crítico y la divulgación de la literatura canaria olvidada, que tiene en el legado de Agustín Espinosa a uno de sus buques insignias para el nuevo milenio.

«Las conexiones tardías entre Canarias y el mundo pueden abrir nuevos caminos de diálogo para el entendimiento entre culturas»

Las conexiones tardías entre Canarias y el mundo pueden abrir nuevos caminos de diálogo para el entendimiento entre culturas y la puesta en valor de las identidades que hacen de la diferencia un patrimonio colectivo. Pasaron más de cuarenta años entre las primeras ediciones de la obra literaria de Agustín Espinosa y su retorno posterior a la vida de los libros. Como ya se sabe, Crimen se publicó nuevamente en 1974 gracias al empeño de la editorial JB de la mano de Manuel Padorno y Josefina Betancor en Madrid. Un libro que encontré por azar en un tianguis mexicano el pasado verano con la maravillosa cubierta del pintor Óscar Domínguez. En Canarias conservo el Lancelot 28°-7° que vio la luz en alemán después de que el traductor Carlos Müller trasladara al idioma de Goethe la guía integral de una isla atlántica. En su casa de Colonia hay un cuadro original de Juan Ismael y por su dedicación a la literatura canaria existe en el país de la Bauhaus que deslumbró a Westerdahl durante sus viajes de juventud un ejemplo más de azar concurrente para la tradición.

También en México, el poeta y ensayista Nilo Palenzuela publicó en 2007 un libro de escritos sobre arte y literatura que ha traspasado las fronteras para valer como acelerador de partículas en las conexiones tardías. En las páginas de Moradas del intérprete, del Fondo de Cultura Económica, el tinerfeño cita la conferencia de Agustín Espinosa Media hora jugando a los dados —dedicada a la pintura indigenista de Jorge Oramas— como uno de los documentos que realzaron en los años setenta el rescate del autor surrealista fallecido en 1939. Junto a él hay numerosos profesores como Alfonso de Armas o Miguel Pérez Corrales y también muchas instituciones que han participado de la trascendental reivindicación del escritor del Realejo que hizo de su cátedra en Las Palmas y Lanzarote un ejemplo de tránsito natural entre islas sin ningún tipo de artificial división autonómica.

«Entre los escritos de Agustín Espinosa pueden encontrarse todavía una multitud de conexiones tardías con la realidad canaria de hoy»

Este año 2019 está dedicado a Agustín Espinosa, un autor que se puede leer  hoy tanto en Brasil como en Alemania. En la Universidad de California el profesor Brian Morris es otro referente de los estudios hispanistas sobre el surrealismo y la vanguardia canaria. Agustín Espinosa  estuvo con Lorca en la Granada de hace cien años y frecuentó el mítico Café Pombo de Madrid, fue amigo personal de Andre Breton y sin su participación estelar la revista Gaceta de Arte comandada por Eduardo Westerdahl no hubiera sido la misma. Como tampoco puede eludirse la potente vigencia de una prosa que reclamó la experiencia vital del viaje y el cúmulo fértil de la tradición, tanto el mito de la princesa Dácil como la figura de Clavijo y Fajardo. 

Entre los escritos de Agustín Espinosa pueden encontrarse todavía una multitud de conexiones tardías con la realidad canaria de hoy, cito de memoria su genuina exploración de la carretera entre La Laguna y Tacoronte, el viejo tranvía de Santa Cruz y las páginas que dedica a la fisonomía alucinatoria de una grúa en el muelle de Puerto Cabras o la imagen dialéctica entre Canarias y Madrid. Quién sabe qué hubiera pasado de haber continuado su trayectoria vital como profesor en la isla de La Palma antes de fallecer al final de la guerra civil por razones de salud. Muchos poetas y escritores de la generación republicana se exiliaron aquí en América y poetas canarios como Pedro García Cabrera resistieron a la deportación y a la vida bajo el régimen en las Islas hasta fallecer en los años incipientes de la democracia.

A esta hora un libro de Agustín Espinosa viajará hacia Copiapó, al departamento de ediciones de la Universidad de Atacama al norte de Chile y textos suyos se leen en archivo digital en dos universidades de Nueva York, su posible traducción para una revista en árabe es inminente y otros poetas en Quito y Ciudad de México celebrarán el Día de las Letras Canarias en el exterior leyendo a Agustín Espinosa. Son las conexiones tardías. 

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