Lee aquí varios fragmentos de la nueva novela
Un rotundo número, 2, es el título que da vida a la segunda novela que el escritor guiense Santiago Gil publica en este 2017 y que será presentada el próximo viernes en la librería Sinopsis de la capital grancanaria a las 19.00 horas. Contará en esta ocasión con Teresa Iturriaga y Jesús Ibrahim Chamali como padrinos de la nueva criatura, que estrena además editorial, de la mano de Siete Islas.
Se trata de una novela que nace de una sucesión de imágenes que se fueron repitiendo en distintas ciudades. Como apunta Gil, «igual de duplicadas e igual de misteriosas, figuras que parecían creadas por Giacometti, cruces en las carreteras en las que alguien colocaba flores cada día, amores desorientados y luego el concepto de belleza que trata de imponer la sociedad, la belleza que termina enfermando el alma, todos esos modelos y esos cánones que al final no conducen más que a la frustración y a la tristeza».
Esta aventura literaria es la nueva apuesta de la editorial Siete Islas, nacida en 2015 en Lanzarote, que ya cuenta en su catálogo con varias novelas en papel y digital. A las obras ya destacadas del propio fundador, Ismael Lozano, de Víctor Álamo de la Rosa y Miguel Aguerralde, entre otros, se suma ahora la de Santiago Gil que quiere «destacar el buen hacer de todo el equipo, con Ismael Lozano a la cabeza, con Laura Ruiz en la corrección y David Márquez en la maquetación». El escritor hace también mención especial a Nareme Melián y «esa maravilla de portada que ha diseñado».
El autor señala que la novela trata temas tan duros como «la soledad, la derrota, los sueños rotos… Te puedes asomar a ellos mil veces de mil maneras distintas, y nunca los entiendes, como no los entiende quien los sufre». Confiesa que le ha costado mucho trabajo, no escribirla en sí, sino al suprimir, «corté muchísimo, quise que fuera una novela de frases cortantes, que las palabras fueran como ese hacha del que habla Kafka, que no hubiera palabra que no tuviera sentido en la historia y en las vidas de quienes protagonizan la trama».
El escritor grancanario recuerda «que hay caminos a los que solo se llega a través de la literatura, preguntas y respuestas que no se conciben sin la soledad y la búsqueda más allá de las palabras».
Visual y anónima
La historia gira en torno a protagonistas anónimos cuyos nombres no conoceremos a lo largo de la misma. No existen espacios de localización ni tiempo, puede suceder en cualquier ciudad de cualquier país del mundo, por tanto no está ambientada en un lugar concreto. Con una clara protagonista femenina, se relatan los avatares de varias personas, en las que la fuerza de los pares ejerce una relación muy importante: «Es muy visual y al mismo tiempo con mucha introspección, como si sus personajes nos hablaran al oído, casi como fantasmas», añade Gil, para quien quizás se trate de su novela «más onírica, más parecida a un sueño, lo que me ha servido para entender un poco mejor algunos de mis miedos».
«Una novela, como dice Javier Cercas, nos sirve para profundizar en el conocimiento humano, tanto cuando la lees como cuando la escribes: no concibo otro camino de acercamiento a nuestra conciencia, a nuestros atavismos y a todo lo que amamos o tememos».
La entrega, de 148 páginas, descubre la historia de esas personas anónimas que viven y sobreviven a las imposiciones sociales, a un contexto histórico que no pasa de moda y sobre todo hecha con la intención según su autor de remover conciencias, porque tal y como confiesa el autor, cuando escribe y lee, sigue siempre «la estela de Kafka cuando decía que un libro debe ser como un hacha que rompe el mar de hielo que todos llevamos dentro».