Ricardo J. Pérez García, alias ‘Riforfo Rex’ (Las Palmas de Gran Canaria, 1963) desarrolla su faceta literaria principalmente en dos blogs: Sufro de Sueño (Blogger,2007), donde da rienda suelta a su creatividad literaria y emocional; y Literatura en Canarias (Blogger, 2015), en el que habla de los eventos culturales, en particular relacionados con la literatura, a los que va asistiendo. Junto al grupo de Papirómanos ha publicado dos volúmenes conjuntos: ‘Papiromanía’ (Anroart, Las Palmas de GC, 2013) y ‘Proesías’ (Mercurio, Las Palmas, 2014). En solitario ha publicado ‘El cazador de mariposas’ (Niram-Art, Madrid, 2014) y ‘Inventos y mixtificciones de Riforfo Rex’ (Mercurio, Las Palmas, 2016).
Definir el concepto de poesía no es cosa fácil. En efecto, poesía es una palabra muy pequeña para un contenido tan amplio, tan variado en propósitos y soluciones. Música también me parece igual de estrecho. Alguna vez tratando de comprender qué sentido tienen los diferentes estilos músicales me he explicado que lo que llamamos música clásica está centrado en la partitura, es, por así decirlo, la más científica de las formas musicales porque cualquiera puede reproducir el experimento a partir de las partituras. El jazz, por el contrario, siempre me ha parecido que se centraba en el instrumento. Con ser también muy variadas las formas del jazz, paréceme que siempre hay como una importancia del instrumento en sí, de su sonoridad, de sus posibilidades. Volviendo al campo de la literatura, la prosa, sin abandonar la elegancia, tiene como principal objetivo narrar, describir de forma más o menos precisa un suceso, un objeto, una emoción, unas ideas. Con su mayor o menor dificultad, cualquiera debería ser capaz de recuperar los conceptos que el autor ha vertido en ella, y si no es así la causa se debe atribuir a la falta de pericia del autor. En cambio la preocupación central de la poesía es claramente la palabra, sería el jazz de la literatura. Unas veces se explora su mero sonido junto a otras palabras y otras veces se explora su significado y aún otras veces se explora la resonancia que nos dejan las extrañas combinaciones de sonidos y significados incomprensibles.
Hay poesía que evoca imágenes, pero hay poesía que es imposible modelar en imagen, uno solo es capaz de contemplar esa extraña combinación de signos y preguntarse qué es lo que se pretende con esa apariencia de corrección gramatical, pero sin posibilidad de coordinar semánticamente sus términos. No hay una manera precisa, correcta, de calificar un poema. Los conceptos que hay detrás de un poema, al parecer, no tienen que ser precisos, concretos, exactos. Lo que expresa un poema a veces nadie lo sabe, o al menos nadie se atreve a asegurar una rigurosa explicación, y cuando lo hace siempre surgen detractores e interpretaciones alternativas. Y lo cierto es que hay poemas inexplicablemente hermosos en medio de muchísimos inexplicables y unos cuantos, bastantes menos, unánimemente hermosos. Hay quienes dicen que los poetas, algunos poetas, hablan lenguajes ocultos, secretos, solo apto para iniciados. Será por eso que la poesía tiene tan pocos adeptos auténticos. Aunque en realidad tiene muchísimos, solo unos pocos tienen la confianza de estar, auténticamente, en el secreto. Como es tan secreto, tan críptico algunas veces, solo entre ellos pueden saber si los otros que también se proclaman son también iniciados o no. Como todos quieren ser merecedores de entrar en el cónclave, ninguno aireará sus dudas, sus contradicciones o desesperaciones, y callarán, y no se podrá distinguir claramente quiénes son y quiénes simulan ser. El hombre que fue jueves temió siempre que le descubrieran. Se miran con recelo y callan o hablan comedidamente, acudiendo, en muchas ocasiones, al propio lenguaje de la poesía para poder excusar su falta de precisión.
«qué importa si hay poesía o no hay poesía, lo importante es que hay poetas que quieren creer en la poesía»
A veces me sobreviene la maliciosa sospecha de que este de la poesía sea un culto institucionalizado, donde, como en la mayoría de estos cultos, todos proclaman ser intérpretes directos del dios, pero me asalta la duda de si todos creen en él con la pasión con la que se proclaman. Cuándo un poema es un poema, cuándo una oración es efectiva y llega hasta los oídos de dios. Todos con modestia dudan de los propios, todos con suficiencia creen conocer algunos cuantos auténticos sacerdotes, todos con altanería son capaces de señalar cuales poemas ni siquiera rozan la categoría de aire expelido al ser recitados. Y hay pocas coincidencias. Aunque bastantes para constituir un culto.
Y al final, qué, ¿es falsa la religión?, como mínimo no es falsa la fe. Qué importa si hay poesía o no hay poesía, lo importante es que hay poetas que quieren creer en la poesía. Y eso los hermana. Puestas todas las dudas sobre quienes son, a los que quieren ser no se les puede poner ni una pega y son legión, casi nación ahora que está de moda reivindicar nacionalidades. Nación orgullosa donde las haya, con sus conflictos internos y externos, sus castas, sus parias y hasta sus extranjeros. Esto los une en su multiplicidad y es algo que llevan dentro, no hay tierra que les puedan arrebatar.