Tres muestras pictóricas inspiradas en la literatura confluyen este fin de semana en la capital grancanaria. A las ya anunciadas por este medio Escritura en lienzo y II Festival Luis Natera, sumamos el Homenaje al Poeta Domingo Rivero, cuyo eje central es también una exposición de 26 artistas invitados con obras basadas en los textos del escritor.
La muestra se inaugura este viernes a las 20.00 horas en el museo Poeta Domingo Rivero, organizador junto a al Área Cultural Diego Casimiro del homenaje, y en la misma tomarán la palabra Luisa Estévez, Diego Casimiro, Rosario Valcárcel, Juan Francisco González-Díaz y Osvaldo Cipriani La música vendrá de la mano de la soprano Alma Anduix, que estará acompañada al piano por Sandra González Medina.
La aportación plástica corre a cargo de los pintores AART64, Irma Ariola Medina, Makita Alonso, José María El Moga, Juan Machín, Pilar Arranz, Antonio Guedes, Catalina Maldovanu, Cayetano Martínez, Dunia Sánchez Padrón, Elena Robayna Abreut, Eliana Santana, Elva Ramírez, Emilio Almoguera, José Sosa Serván, Juan Antonio Cisneros, Rodríguez Reyes, Nieves Santana, Juan Hernández, Lilian Campo Duque, Lola Romay, Margarita Arencibia, Martín Robaina G., Osvaldo Cipriani, Zoraida Rodríguez y Zulia García Parra.
Domingo Rivero González (Arucas, 1852 – Las Palmas de Gran Canaria, 1929) «hizo sus estudios de bachillerato en el colegio San Agustín de La Palmas de Gran Canaria; en 1869 es elegido miembro del comité directivo de las Juventudes Republicanas. En 1870 se establece en Londres, tras residir brevemente en París, donde conoció a Fermín Salvochea. Entre 1873 y 1881 Rivero realizó sus estudios de Derecho en Sevilla y Madrid. Retorna a Gran Canaria y en ella arraigará definitivamente. Obtuvo por oposición la plaza de Relator de la Audiencia Territorial de Las Palmas, de la que pasa a ser, en octubre de 1904, Secretario de Gobierno de la misma, hasta su jubilación el 29 de julio de 1924», según la biografía redactada por Eugenio Padorno.
Sobre su obra, podemos leer en la Wikipedia: «La dedicación de Domingo Rivero a la poesía es realmente tardía. Hasta 1899 no aparece un poema suyo publicado, cuando el poeta ya contaba con 47 años de edad. A partir de aquí dará a la prensa durante algunos años un número reducido de poemas. Su obra se caracteriza por un extremo rigor, no solo en lo que concierne a la forma poética (sus mejores composiciones son sonetos), sino muy especialmente en el modo de tratar los temas, dotados de un simbolismo que hunde sus raíces en el imaginario colectivo y en profundas reflexiones espirituales. Mantuvo una estrecha relación de amistad con los poetas modernistas del núcleo surgido en la isla de Gran Canaria, Tomás Morales, Alonso Quesada y Saulo Torón, en quienes influyó y de quienes, a pesar de la diferencia de edad, tomó algunos principios de la nueva poesía. No obstante, la de Rivero es una obra en la que impera la sobriedad y cierta tendencia al clasicismo, lo que lo convierte en un poeta difícil de ubicar en su tiempo. Entre sus poemas más célebres están La silla, A los muebles de mi cuarto, La Victoria sin alas, El muelle viejo, El humilde sendero o Piedra canaria. Su poema Yo a mi cuerpo es, sin embargo, el que mayor celebridad le ha proporcionado. Su obra completa ha sido editada hace escasos años, gracias a la minuciosa labor del poeta y profesor canario Eugenio Padorno, bajo el título de En el dolor humano (1998).