
Christian Gálvez, Hasan G. López Sanz, Luisa Rivera y Jorge Galán fueron los protagonistas este sábado de la rueda de prensa que cada día facilita la organización de la XXIX Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria para que medios y autores puedan conversar en torno a sus obras y trayectorias literarias.

El autor de Leonardo da Vinci –cara a cara, que ya había presentado su libro la tarde del viernes en la carpa principal del parque de San Telmo, quiso reivindicar una vez más al Da Vinci terrenal frente al mito. Gálvez considera que siempre que se ha tratado al artista desde el punto de vista de la ficción, o bien ha sido un héroe de acción, o bien alguien que tenía mensajes secretos, ocultos, pertenecía a una sociedad secreta…». Sin embargo, para él «es mucho más interesante la historia del hombre, del hombre de carne y hueso». «Siempre he defendido que Leonardo da Vinci fue un gran perdedor. Fracasó en Vinci, Florencia, Roma, Milán, Venecia y sólo triunfó los tres últimos años de su vida a las órdenes de Francisco I. ¿Era considerado un genio en su época? No. Fue una persona ilegítima, iletrada, disléxica, bipolar y con déficit de atención, y a pesar de todo eso no se rindió nunca, y a pesar de cada uno de los fracasos siempre buscó el éxito, pero el éxito personal, desde el punto de vista de la observación, del método científico de la observación. Sí, la realidad supera siempre a la ficción», expuso el escritor.
Cuestionado acerca de si teme que su popularidad como presentador de televisión eclipse de alguna forma el riguroso trabajo que lleva a cabo como investigador y ensayista, Gálvez se mostró rotundo: «Ya lo ha hecho. Vivimos en un país de prejuicios. Yo hasta hace dos meses era otro de la tele que escribía libros. Ha tenido que llegar un equipo formado por la Sapienza de Roma, por la UCLA de Los Angeles, por la Rockefeller de Nueva York, por el Instituto Craig Venter o por Human Longevity para decir que este trabajo es óptimo y que merezco estar entre las veinte personas que van a tratar de exhumar a Leonardo. De repente el panorama cambia en mi país y ya es no, no, claro, es que Christian es reconocido a nivel internacional. Y en el fondo, o sé lo mismo que hace tres meses o que cada vez que aprendo algo más de Leonardo me doy cuenta de que sé mucho menos de lo que creía. Es un país de prejuicios, de envidia como deporte nacional».
El germen de ‘Gran Hermano’

El antropólogo Hasan G. López Sanz, que aborda en su libro Zoos humanos, ethnic freaks y exhibiciones etnológicas las implicaciones éticas de la exposición y observación de grupos étnicos diferentes en lo que él denomina zoológicos humanos, se mostró de acuerdo en que de alguna forma esa corriente exhibicionista que estuvo en boga entre la Ilustración y la II Guerra Mundial está presente en buena parte de los reality shows de hoy día. De hecho, señala, «en el último capítulo del libro se analiza la deriva que han tenido formatos como Gran Hermano, que tenían y siguen teniendo interés sociológico, pero que en el caso español el ejemplo más claro lo tenemos en el programa que se llamaba Perdidos en la tribu, donde supuestamente familias representativas de lo que sería el español medio viajan a determinados lugares para convivir con tribus que viven prácticamente, tal como dice la propia entrada al programa, en unas sociedades que no podíamos ni siquiera sospechar que existían. Lo que hacen es una construcción de la imagen del otro, telerrealidad, generar una imagen que se quiere ofrecer delante de la cámara. Cuando la ética va ligada a la lucha por la audiencia es bastante complicado mantener el equilibrio».
Pero para López Sanz, el fenómeno va más allá de la televisión: «Las redes sociales son hoy el instrumento más poderoso a la hora de convertir su imagen en nuestra realidad. Hacen muy poco bien a lo que sería un humanismo contemporáneo y cosmopolita».
De Macondo a San Salvador

La chilena Luisa Rivera, autora de las ilustraciones que acompañan a la edición conmemorativa especial de Cien años de soledad que ha lanzado el sello Penguin Random House en el cincuentenario de su primera publicación, desveló algunas de las claves que consideró a la hora de plantear el proyecto: «Para mí, uno de los elementos más importantes fue la naturaleza. Creo que en el libro, la naturaleza es el escenario donde ocurre todo y a la vez es una metáfora, es un personaje más. Y otra de las claves es la familia, las siete generaciones de los Buendía son la columna vertebral de esta historia, y en las ilustraciones queríamos retratar la historia a través de uno o varios personajes. Sobre todo Úrsula, que es un poco la matriarca que está presente a lo largo de todas las generaciones. Está muy presente en las ilustraciones, prácticamente en todas, excepto en algunas en las que también es clave que no esté. Por ejemplo, ella rechaza a Arcadio, que se acaba transformando en un dictador en Macondo. Y era importante plantear a Arcadio sin Úrsula».

Por último, Jorge Galán, autor de Noviembre, la novela en la que se narra el asesinato de seis jesuitas en San Salvador en 1989, reconoció en respuesta a varias preguntas de los periodistas presentes, los efectos terribles que para su libertad y su propia seguridad había tenido la publicación del libro: «Sí, me he tenido que exiliar. Es un tema que yo he dejado un poco de lado, pero sí, si tuve ciertos problemas, la verdad. Vivo en España desde hace año y medio. También hubo muchas amenazas, pero eso no es algo inhabitual en un país como el mío, es bastante habitual, penosamente. Pero trato siempre de olvidar un poco ese tema y resaltar más la historia en sí misma y lo literario».